?

El recurso a personas de la confianza del partido para gestionar los parajes naturales de Castelló es una forma de hacer política cada vez más evidente en el PP, aunque no por ello novedosa, puesto que algunos de ellos, como la directora conservadora del Prat de Cabanes-Torreblanca y el Desert de les Palmes, María Teresa Vicente, lleva más 10 años.

Todos llegan al cargo, que conlleva la percepción de 3.000 euros brutos mensuales, como denuncian desde los colectivos ecologistas "sin cualificación para su labor, tan sólo con el carné del PP o la vinculación del partido". Ello, añaden desde el Gecen, repercute "en la falta de una política clara de gestión y programación de los parques asignados".

Ex alcaldes como Constantino Simó, de Peñíscola, es el responsable de uno de los bastiones vírgenes del litoral castellonense: la Serra d'Irta, además de la reserva marina de las Columbretes; la farmacéutica María Teresa Vicente, llegó con el pacto PP-Unión Valenciana, a su puesto; el alcalde de la Vall de Almonacid, Antonio Cases, es el director del parque de Espadán, y el ex concejal de la Vall d'Uixó, Vicente Diago, hace lo propio en el parque de la Calderona, a caballo de Valencia y Castelló.

En el lado opuesto está el director del Macizo del Penyagolosa, Josep Carda, que viene del mundo de la conservación.

Valores reconocidos en Europa

Mientras, la actividad en estos espacios naturales incluidos en la Red Natura 2000 europea por la importancia de sus avifauna o flora, se resiente y "se aleja cada vez más de los vecinos y propietarios a quienes no implican en la preservación del hábitat", apunta el portavoz de Gecen, Francisco González. Éste reclama que los elegidos "tuvieran unos conocimientos claros que avalarán su gestión. Gestión de la que deberían rendir cuentas anualmente".

Tanto los ecologistas como grupos políticos provinciales, casos del PSPV o del Bloc lamentan la "colocación a dedo" de los gestores reales de estos espacios, ya que las juntas rectoras apenas tienen poder de decisión "y se reúnen dos veces al año parra cumplir con lo dispuesto en la ley y aprobar unos presupuestos en los que apenas hay partidas para conservación de los espacios", apostilla González y corroboran algunos de los alcaldes integrantes de esas juntas a las que "en muchas ocasiones no van las primeras figuras, sino cargos de tercer escalón.

La presidencia de las juntas rectoras de los parques delega habitualmente en los directores conservadores, lo que les hace tener una importancia vital a la hora de defender los intereses ecológicos de los mismos. Así, ellos son los encargados de coordinar y dar cuerpo a alegaciones que afectan a la ubicación de determinadas infraestructuras como los parques eólicos que generan conflicto de intereses. Por ello, los ecologistas y grupos políticos reclaman mayor sensibilidad en los directores elegidos. Algunos de ellos serán los encargados de impedir o adecuar las grandes urbanizaciones previstas en el parque de Benifassà o de evitar los aerogeneradores que coronarán los montes de Ares sobre el barranc dels Horts, cuyos robles milenarios pueden verse afectados por la apertura de sendas para los camiones que transporten las piezas de los molinos.