José Sierra

En las montañas que delimitan la orla mediterránea, la niebla puede representar hasta el 5% de la precipitación total y en algunos lugares, estudios realizados por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) han demostrado que la niebla deja más agua por metro cuadrado que la lluvia. "¿Un 5%?, quizá deberíamos pensar como aprovecharlo", pensaron en el CEAM. Así nació hace ya casi una década un proyecto de investigación que no solo ha confirmado el papel relevante de la niebla como "entrada" en el sistema hídrico valenciano, sino su carácter estratégico: la niebla llega donde apenas llega la lluvia y allí donde el coste de transportar el agua sería prohibitivo, la humilde niebla puede representar la vida o la muerte para un pino o para una encina.

María José Estrela, que trabaja desde hace años en la investigación sobre el papel de la niebla en los ecosistemas forestales valencianos, apunta una razón más para seguir utilizando la niebla: "Todos los estudios sobre cambios en el clima predicen un descenso acentuado de las precipitaciones en todo el este y el sur de la península".

Durante años, el CEAM ha situado colectores de niebla en las montañas litorales valencianas, perfeccionando los sistemas de captación y "aprendiendo" a través de distintos sensores meteorológicos a conocer donde, cómo y cuando es más generosa con los ecosistemas que abraza cuando decide llevar su humedad a la montaña.

Prueba piloto en Ayora

Una vez establecida científicamente la importancia del recurso, el CEAM inició con la ayuda de los programas nacionales de investigación una nueva línea de trabajo destinada a buscar aplicaciones prácticas en el ámbito de la restauración forestal.

El lugar elegido para la experiencia piloto fue la Sierra de los Machos en Ayora, un lugar castigado por los incendios donde los profundos cambios en la composición del suelo dificultan la regeneración natural.

El primer paso fue evaluar la presencia de niebla, su régimen de descarga y el volumen que podía captarse. "Cuando vimos los resultados quisimos investigar sus posibles aplicaciones desarrollando un proyecto experimental con el programa forestal del CEAM", explica María José Estrela.

El esquema es sencillo: un captador de 18 metros cuadrados que básicamente utiliza tejido sintético de bajo coste intercepta la niebla allí donde los estudios previos dijeron que era más eficaz. "El agua es conducida a 3 depósitos de 1.000 litros cada uno desde los que aprovechando un desnivel se alimenta una pequeña instalación de riego por goteo", añade la investigadora. Se hicieron mecánicamente 2.500 hoyos por hectárea donde se plantaron 620 plantones de pino pinaster y quercus ilex conectados al sistema de riego.

En apenas siete meses, incluidos los de verano y con periodos de varios días en los que el sistema no estuvo operativo se recogieron 1.200 litros por metro cuadrado, que suponen 21.600 litros de agua.

Pese a ser un año relativamente lluvioso en la zona, con 500 litros por metro cuadrado, la supervivencia de las semillas de pino y encina apoyadas por el riego es significativamente mayor, con un 90%, que la de las plantas que no recibieron apoyo en verano (78%) y superior para la encina, con el 93%,que para el pino (81%).

"Lo mejor- concluye la investigadora- es que una vez construida la instalación puede estar operativa durante muchos años y el coste del sistema es relativamente barato". El colector, los tres tanques y la red de riego que cubre 2.500 metros cuadrados tuvieron un coste toral de 4.549 euros y requirieron 132 horas de trabajo. Con los pinos y encinas creciendo a buen ritmo y superada la fase crítica inicial, el reto del CEAM es ahora buscar nuevas aplicaciones para el agua.

Ayora no es un lugar especialmente favorable para la formación de nieblas por advección. Sin embargo, la "trampa" -poco más que una tela verde como la que se usa en los vallados pero engarzada en un marco tras el que existe mucha tecnología desarrollada por el CEAM-, provee 3,3 litros de agua por metro cuadrado y día. En otras zonas más próximas a la costa y mejor orientadas se ha llegado hasta los 10 litros. Ahora, aupado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el CEAM ha ampliado a todo el mediterráneo español su red de colectores y experimentación. "Nos interesan especialmente los lugares semiáridos, donde la ausencia de precipitaciones en forma de lluvia y la degradación de suelo hacen prácticamente inviable la recuperación de la cubierta vegetal", explica María José Estrela. "Vamos a ver si es posible extender este tipo de proyectos y también explorar otras posibilidades como la de alimentar depósitos de agua contra incendios en montañas sin manantiales", concluye. j.S.valencia.