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Ricardo Costa Climent se convirtió ayer en la primera víctima política del caso Gürtel en la Comunitat Valenciana. El hasta ahora secretario general del PP cayó justo 24 horas después de que Esperanza Aguirre expulsó del grupo popular de la Asamblea de Madrid a tres implicados en el escándalo de presunta corrupción. A Costa, a quien la policía judicial y el TSJ madrileño señalan como el hombre que pactaba con El Bigotes los pagos en dinero legal y en B por los actos del partido, lo echó ayer Camps porque él se negó a irse. Incluso, una vez ya hecha pública la destitución «temporal», fuentes de su entorno mantenían que él seguía en el cargo y que su futuro no se despejará hasta el martes, cuando se reúne la dirección del PP.

Por la mañana, al ser preguntado sobre su delicada situación, Costa aseguró que había mantenido varias conversaciones en las últimas 24 horas con el presidente Camps y que éste le había trasladado su confianza. En declaraciones a Levante-EMV afirmó que ni el presidente ni el vicepresidente Juan Cotino le habían pedido su renuncia. A lo largo de una convulsa jornada, Camps fue perdiendo posiciones frente a Madrid, donde asistían asombrados a la incapacidad del jefe del Consell de tomar ninguna decisión.

Esta actitud de parálisis ha molestado hasta en el propio Consell. Tras ceder en su posición de ser él quien diga quién, cómo y cuándo tomaría medidas —no quería actuar sin haber imputaciones—, finalmente el presidente tuvo que asumir la decisión de apartar a Costa. No sin antes esperar en balde toda la tarde a que su mano derecha le facilitara las cosas presentando su renuncia voluntaria.

Costa estuvo en el acto institucional, atendió a los medios y se abstuvo de ir a la Processó Cívica. Apagó el móvil y se largó a Astorga. Dijo que a hacer una parte del Camino de Santiago. Una actitud que molestó profundamente a la dirección nacional del partido. Forzado por las circunstancias y con Génova presionando, eran casi las 22 horas cuando el PP hizo oficial, a través de la prensa, que Ricardo Costa tiene sus días contados como secretario general. Aunque nada se dice del vicesecretario de organización, David Serra, ni de la tesorera, Yolanda García, diversas fuentes apuntan que serán los siguientes. Con todo, en Madrid se valora que hayan expresado su disposición a dejar sus cargos.

Con la fiscalía al acecho y pendientes de que el Tribunal Supremo decida sobre el caso de los trajes, fuentes de Génova no descartan que la depuración de responsabilidades acabe alcanzando al mismísimo Francisco Camps.