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El ex ministro y diputado del PP por Castelló Juan Costa aprovechó ayer los focos del Nou d'Octubre para apuntar con el dedo al presidente Francisco Camps, al que no citó, y hasta a la dirección nacional del partido al declarar que está "convencido de que ni Camps ni Rajoy tomarán una decisión buscando un chivo expiatorio". Aunque tampoco dio el nombre, obviamente se refería a la posibilidad, confirmada por la noche, de que su hermano, Ricardo Costa, fuera destituido como secretario general del PP valenciano. El mayor de los Costa invitó a elevar el punto de mira a la hora de depurar responsabilidades en el escándalo de presunta corrupción y financiación ilegal del partido que azota a los populares.

"Creo que es necesario responder a algunas preguntas que muchas personas se pueden hacer como cuál es el origen de la relación con estas personas [en alusión a la trama dirigida por Francisco Correa] o quién ha tomado la decisión de trabajar con ellos", concretó. Respondida esa pregunta, será "el momento de exigir todas las responsabilidades que sean necesarias con transparencia y, por supuesto, tratando por igual a todos los militantes del partido, protegiéndolos si procede en las mismas condiciones", deslizó. "En este partido las cosas siempre se han hecho con transparencia y sin ningún tipo de arbitrariedades ni discriminaciones y confío plenamente en que eso va a seguir siendo así", remató por si alguien no lo había entendido.

Juan Costa devolvió así con intereses el golpe que le asestaron el presidente Francisco Camps y el líder nacional del partido, Mariano Rajoy, con ocasión del último congreso nacional celebrado en Valencia, el 20 de junio de 2008. Quien entonces amagó con presentarse contra la candidatura oficial de Rajoy hizo ayer una carambola a tres bandas. Exhibió ayer su alianza estratégica con los zaplanistas, ajustó cuentas con Camps y Rajoy y, de paso, ejerció de hermano mayor de Ricardo Costa echándole un capote el día en que se firmó su sentencia de muerte política.

Antes del acto institucional de Camps, quiso escenificar su posición. Llegó con Ricardo Costa, después salió de nuevo a la calle y entró con el presidente del PP de Alicante, José Joaquín Ripoll y su número dos, Mónica Lorente, y como gran carcasa final hizo la misma maniobra con el mismísimo Eduardo Zaplana y con Miguel Ortiz, ex presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP). Tras el acto oficial, Juan Costa, Ripoll, Zaplana y Lorente almorzaron juntos en el bar de la esquina. La posición del ex ministro contrasta con la que tuvo su hermano Ricardo Costa antes del congreso nacional. Cuando este último tuvo que elegir entre Rajoy o su hermano se puso del lado de quien ganó de calle el congreso. En realidad, Ricardo Costa se decantó por Camps, esto es, prefirió invertir en su propia carrera antes que en la de su hermano. En cambio, a Juan Costa le caía del mismo lado velar por sus intereses políticos y ejercer de hermano mayor. No le sirvió de

nada, pero quedó el gesto.

El ex presidente Eduardo Zaplana acudió ayer como cada año al acto institucional al del Nou d'Octubre pero dedicó más tiempo a la prensa del habitual. Zaplana afirmó que confía que los "intereses generales y de los ciudadanos" estén "por encima de cualquier otro interés" y expresó su deseo de que ante el caso Gürtel su partido "actúe como siempre lo ha hecho". Preguntado por la conveniencia o no de que se hubiera dimisiones respondió: "Sólo puedo querer y desear lo mejor para mi tierra y por tanto espero que las cosas se produzcan razonablemente". "Al margen de las discrepancias y los problemas que existen", matizó. Es necesaria, dijo, para que afiliados y votantes sigan teniendo "el orgullo de contar con un partido de centro derecha importantísimo para el país y para nuestro sistema democrático". F. A./J. G. G./J. R. valencia