El temor a que el escándalo político del caso Gürtel acabase en bronca y altercados aligeró notablemente ayer el paso de la Senyera en la tradicional procesión cívica del 9 d'Octubre. La comitiva principal, encabezada por Francisco Camps, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, completó el itinerario en hora y media, cuando lo normal es que el recorrido (en su versión corta) no dure menos de dos horas.

El acto transcurrió sin incidentes destacados, aunque las alusiones al caso Gürtel que vincula al PP con la trama de corrupción de Francisco Correa fueron contínuas. Camps desfiló entre pitos, abucheos y carteles que pedían "trajes para todos", "Camps dimisión", "No queremos corrupción", "No al tío Paco", "Camps y Rita, iros a casita" o "En Picassent sí que hay buenos trajes". El presidente de la formación valencianista CV, Juan García Sentandreu, se dejó ver con un cartel en el que se leía: "Gürtel. Chorizos sin fronteras". Los silbidos y proclamas contra del presidente del Consell fueron contestados con gritos de apoyo de otra parte del público.

Los socialistas no salieron indemnes y entre el público hubo quien pidió el cese de Zapatero e increpó a Carmen Alborch.

El recorrido estuvo marcado también por las reivindicaciones a favor de la lengua, con carteles de "Parlem valencià" o "llengua valenciana mai catalana".

Los momentos más tensos se produjeron en los tramos estrechos del itinerario donde suelen concentrarse los grupos radicales para cargar más de cerca contra los políticos.

Hubo más normalidad de la que se preveía con la que está cayendo tras el levantamiento parcial del sumario Gürtel y menos movilización de público. La perspectiva de cuatro días festivos seguidos con previsión de buen tiempo vació la ciudad y restó asistencia a la procesión que conmemora la entrada del rey Jaume I. Según la Policía Local al acto asistieron alrededor de 90.000 personas, 10.000 menos que el año pasado.

Pasados casi 15 minutos de las 12 del mediodía y tras la bajada de la Senyera -recta y "sin doblegarse ante nada", como pide la tradición-, la comitiva enfiló la calle San Vicente hasta llegar a la catedral -donde el arzobispo Carlos Osoro ofició el Te Deum- . Tras el oficio, la Senyera, portada por la concejala socialista Mercedes Caballero, desfiló por la calle de la Paz, hasta el Parterre. Al acabar el homenaje a Jaume I, la comitiva -de la que se habían descolgado Camps y los miembros del Consell para ir a la recepción del Palau- volvió a la plaza del Ayuntamiento por la calle Barcas. La Senyera estaba de vuelta "en casa" a las 13.45 horas.

Mercedes Caballero aguantó el tipo y los 22 kilos de la Senyera. La concejala apuntó que "es cierto que la procesión ha ido más rápida porque se temían incidentes". A ella no le llegaron instrucciones directas de aligerar el paso pero reconoció que se notaba "más ímpetu" en la comitiva, entre la que iban numerosos agentes de paisano y escoltas. "Según los gritos de la gente -en contra o a favor de Camps- sí que se veía ímpetu de ir más rápido o menos".