El Ministerio de Medio Ambiente no ha incorporado al Plan de Recuperación del Júcar los documentos que aconsejaban una «renaturalización» del cauce basada en un novedoso concepto de intervención en el río, que pretendía devolver al espacio fluvial el terreno perdido durante siglos de explotación agrícola, recuperando sus valores, naturales, sociales y paisajísticos mientras resolvía «al mismo tiempo» los problemas de inundabilidad en la Ribera.

Para la creación del nuevo espacio fluvial, capaz de amortiguar crecidas del Júcar muy superiores a las de su cauce actual, el Ministerio de Medio Ambiente proyectó la adquisición de casi 1.500 hectáreas de suelo en las riberas del río de las que aproximadamente la mitad quedarían bajo gestión de la confederación y el resto podría se cedido para su disfrute como huertos sociales.

El nuevo Júcar

El proyecto de acondicionamiento del río Júcar actualmente paralizado, proponía la adecuación del cauce, sacándolo del estrecho y artificalizado cajero actual para darle «una amplia llanura de inundación de más de 400 metros, con taludes suaves y espacio suficiente para recuperar la morfología fluvial natural», según figura en el proyecto.

La propuesta pretende resolver las limitaciones del cauce actual, reduciendo la posibilidad de desbordamientos.

La habilitación de este nuevo cauce contemplaba también el mantenimiento del bosque de ribera existente y su reconstrucción en el espacio generado sin comprometer la capacidad de desagüe del río.

Además, el proyecto incluía actuaciones de acondicionamiento del Estany de Cullera, recuperándolo como corredor fluvial que excepcionalmente reconduciría al mar una avenida del Júcar.

Una actuación similar a la del Estany, en la que es necesaria la intervención pública para la adquisición de suelo, proyectaba crear otro corredor con destino a la Albufera pero incluyendo amplios espacios de inundación para evitar los procesos de sedimentación en el lago.

Finalmente, se proyectaba también la mejora del tramo final del río Verde.