Hans Georg Krause, el residente alemán del Poble Nou de Benitatxell que sufrió 300 picaduras de abeja, abandonó en la mañana de ayer el hospital de Dénia como si tal cosa. Tras pasar la tarde y toda la noche del miércoles en observación, recibió el alta médica. Salió del hospital caminando con toda normalidad. De la escalofriante experiencia de verse atacado por las abejas sólo quedaban las marcas de los aguijonazos por todo el cuerpo, sobre todo en los brazos, la cara y la cabeza.

"Pensé que iba a morir", reconoció este hombre de 70 años. Es evidente que las picaduras también provocaron la comezón del miedo. "Nunca he vivido nada igual. Temí por mi vida", insistió.

Hans Georg Krause tampoco se explicaba cómo, de repente, se vio rodeado de abejas. "Me cogió por sorpresa", comentó este senderista que, probablemente, caminando campo a través por la montaña del Tossal Gros, se metió sin advertirlo en una explotación de colmenas.

Este residente practicaba senderismo con su mujer cuando sufrió el ataque de los insectos. También llevaban un perro. El jefe de la Policía Local de Benitatxell, José Mayans, apuntó ayer que es probable que el perro empezara a ladrar y pusiera nerviosas a las abejas. También comentó que las dos explotaciones de colmenas de la partida de Benitatxell del Racó de Nadal -en la ladera del Tossal Gros- están perfectamente señalizadas.

De hecho, hay carteles que avisan del peligro de las abejas y detallan el número de registro de la explotación de apicultura en los caminos que llevan hasta ellas. Además, en esta zona nunca había ocurrido un incidente parecido y eso que es bastante frecuentada por cazadores.

Ximo Pascual y su padre, que son los apicultores responsables de esa explotación de colmenas, fueron los que encontraron al senderista tirado en el suelo y "muy asustado", según relató ayer el propio Ximo Pascual. "Le puse mi careta de apicultor y salió con nosotros caminando", explicó. Lo hallaron, tras estar perdido hora y media, a cuatro metros escasos de los panales.

La policía local de Benitatxell lo trasladó luego al centro de salud de Teulada donde con unas pinzas le extrajeron 300 aguijones de todo el cuerpo. Aunque no presentaba reacciones alérgicas, los médicos se atuvieron al protocolo y le administraron antihistamínicos y cortisona. Por precaución, lo trasladaron al hospital comarcal, donde estuvo en observación toda la noche.

Inmune a las picaduras

Sin embargo, este residente alemán de 70 años no sufrió ni la más mínima reacción alérgica. Un médico consultado ayer por este periódico calificó de "caso totalmente excepcional" la inmunidad de este hombre a las picaduras masivas de los insectos.

"Es increíble. La reacción alérgica debió ser brutal", comentó el facultativo. "Muy poca gente tiene un sistema inmunológico tan fuerte como para resistir sin efectos adversos" los aguijonazos de 300 abejas. "Una sola picadura en la garganta puede ser mortal", apuntó también este médico.

Hans Georg Krause abandonó el hospital pasadas las 10 horas de ayer. Lo recogió su mujer, que también sufrió el miércoles alguna picadura de abeja y que fue quien avisó de que los insectos se habían ensañado con su marido.

"Se metió en las colmenas y, en vez de huir, se tiró al suelo"

Ximo Pascual, el apicultor que junto a su padre encontró al senderista alemán a escasos cuatro metros de sus colmenas, no se explica cómo este hombre se metió en la explotación de panales. "Luego, en lugar de huir y refugiarse entre los pinos, se tiró al suelo". Este apicultor asegura que sólo con alejarse de las colmenas se hubiera librado de las abejas. "Además, llevaba una chaqueta roja que las atrae todavía más". También explicó que es en primavera cuando estos insectos se desplazan en enjambres, pero entonces no suelen picar. Ahora, sí que están activos, pero en las colmenas y vuelan por los alrededores para libar en las flores del romero.

"Hoy -por ayer- hemos estado sin protección a siete u ocho metros de los panales y las abejas no se nos han acercado", indicó el apicultor, al tiempo que se mostraba convencido de que a este senderista le atacaron los insectos por "imprudencia". "Lo encontramos desorientado y asustado".