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Las investigaciones realizadas por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) en el acuífero del Maestrazgo en relación a las descargas submarinas en el fondo del mar Mediterráneo han confirmado el "enorme" potencial hídrico del complejo calizo en el que tiene su origen estas aguas.

En un trabajo que en breve será publicado en una revista científica, el IGME ofrece los últimos resultados de las investigaciones realizadas, que han permitido cuantificar el volumen de las surgencias frente a la Serra d'Irta y descubrir nuevos manantiales que se suman a los ya conocidos de Torre Badún, Peñíscola y Alcossebre, según confirmó el director de la investigación Miguel Mejías.

En especial destaca el estudiado por el buque oceanográfico García del Cid, que ha identificado una surgencia de grandes dimensiones a unos tres kilómetros de la playa, frente al paraje conocido como Torrenova. Miguel Mejías se remitió al informe que se está redactando en este momento donde se ofrecerán mas detalles, aunque avanzó que los últimos trabajos han elevado al menos a 400 hm3 anuales el potencial de estos manantiales a los que hasta ahora el propio IGME mantenía en el entorno de 175 hm3 en sus informes más optimistas.

A la pregunta de si es posible aprovechar estos recursos, que suponen ya más de la mitad del proyectado trasvase del Ebro, Mejías dijo que debían ser objeto de otro tipo de estudios aunque recordó que hay "tecnología disponible".

Ejemplos en Oriente

La explotación de las surgencias costeras de agua dulce es una vieja aspiración humana y existen en Oriente próximo algunos ejemplos con siglos de antigüedad en los que el uso de estos manantiales fundamentó el desarrollo de ciudades capaces de resistir largos asedios gracias a estas aguas, ocultas a los ojos del enemigo. Algo parecido ocurre en Peñíscola con los manantiales que surgen bajo el castillo.

En algunos de estos lugares se han llegado a instalar "campanas" y otros dispositivos similares para "capturar" el agua dulce que acaba remontando y saliendo a superficie por encima de la lámina salina. Sin embargo, la hostilidad del medio marino hace que estos sistemas estén muy expuestos a temporales, corrosión etc.

En muchos países del mundo opera desde hace años la empresa francesa Nymphea Water, ahora Nymphea Environnement, pionera en el desarrollo de una tecnología propia para la extracción de manantiales marinos de agua dulce. Su primer proyecto se desarrolló en 2004 en la Costa Azul, haciendo aflorar a superficie el manantial de la Polla Rovereto, que surge a 36 metros de profundidad y a 450 metros de la costa, a donde puede ser conducida con un coste relativamente bajo.

Su sistema, basado en conducciones flexibles capaces de encajar el oleaje profundo y el de superficie, ha sido aplicado después en otros lugares del mundo y en la actualidad trabajan en proyectos en el Golfo Pérsico y países ribereños del Mediterráneo con suelos kársticos donde se produce este tipo de fenómenos. En el año 2000, Nymphea Water realizó trabajos exploratorios en la costa de Alicante en colaboración con submarinistas de Altea y se identificaron diversas surgencias en las proximidades del morro de Toix, finalmente descartadas por su irregularidad y la morfología de las propias surgencias, que impedían utilizar la tecnología disponible entonces.