El vicepresidente tercero de la Generalitat Valenciana, Juan Cotino, dijo ayer respetar a los miles de manifestantes que acudieron el sábado a la marcha contra la corrupción convocada en Valencia. Menos comprensivo estuvo con los socialistas, representados por dirigentes del partido en Valencia como el secretario general, Salvador Broseta, o la presidenta, Carmen Alborch.

Cotino lamentó "la radicalización del PSPV" por apoyar y alentar la manifestación. Ello "demuestra que el PSOE se ha radicalizado políticamente situándose en los límites, junto a los partidos radicales", dijo, y añadió: "Significa que su secretario general, Jorge Alarte, va hacia el radicalismo y hacia la extrema izquierda".

Desde el PSPV, la portavoz adjunta en las Corts, Carmen Ninet, opinó que lo que quedó demostrado ayer en la manifestación es que "la sociedad está demandando respuestas y dando muestras de ganas de cambio". Además, recalcó que esto sucede porque "la Generalitat está paralizada", sin preocuparse por los problemas e intereses de los valencianos y valencianas e inmersa en el caso Gürtel.

En ese sentido, Ninet incidió en que lo que se pudo comprobar en esa "multitudinaria convocatoria ciudadana contra la corrupción" es que "mientras la Generalitat está paralizada, sin dar soluciones a los problemas de los ciudadanos valencianos y sólo ocupada en ver a quién culpa el presidente Camps de su responsabilidad en la trama Gürtel, la sociedad está saliendo a la calle, demandando soluciones y dando muestras de ganas de cambio".

Por otro lado, el portavoz de Els Verds Esquerra Ecologista del País Valencia, Giuseppe Grezzi, expresó que la "multitudinaria" manifestación "reclamaba la regeneración democrática y la asunción de responsabilidades" al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y a la cúpula del PP. En este sentido, pidió Camps que "no le tiemble la mano, firme ya mismo su dimisión irrevocable". j. l. g.valencia