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Si España no fuera "diferente" también a la hora de honrar a sus héroes o simplemente asumiera su existencia con la misma naturalidad que cualquier otro país del mundo, Blas de Lezo merecería no uno, sino cuarenta monumentos como el de Trafalgar Square, que conmemora la victoria del almirante británico Nelson sobre las armadas española y francesa en 1805.

Con solo 3.000 hombres y con mucho ingenio, Blas de Lezo rechazó en 1741 un ataque de los ingleses sobre Cartagena de Indias que estaba destinado a triunfar por la desproporción de las fuerzas y que habría cambiado la historia de América del Sur. Sin embargo y contra todo pronóstico, la defensa ideada por Blas de Lezo provocó más de 11.000 bajas a un ejército de 30.000 hombres y derrotó a una armada con 186 navíos-60 más de los que sumaba la "Armada Invencible"- solo superada por la que intervino en el desembarco de Normandía en la II Guerra Mundial. Lezo venció gracias a su capacidad para ofrecer soluciones a la medida de sus posibilidades- una cualidad que reivindican para sí los buenos ingenieros- y a su astucia.

Lezo, que moriría unos meses más tarde víctima de las heridas recibidas en la batalla se llevó con él uno de los episodios más brillantes de la historia militar de España. Ambos, el héroe y su victoria, se convirtieron en víctimas de esta especie de fatua del olvido ordenada por el rey Jorge I de Inglaterra. La historia, en este caso, no la escribieron los vencedores."Medio hombre" pidió a los españoles que colocaran una placa para que nunca se olvidara su victoria, pero han tenido que pasar más de 260 años para que el Colegio de Ingenieros Industriales de Valencia asumiera su encargo.

La ruptura del manto de silencio que tapó durante siglos la hazaña de Lezo comenzó a fraguarse en 1992, cuando el actual decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Valencia, Javier Rodríguez Zunzarren organizó un congreso en Cartagena de Indias, conoció la historia del almirante español.

Fernando Díaz, miembro del Colegio de Ingenieros Industriales de Valencia y una de las personas que asistió hace unos días en Cartagena de Indias a la inauguración de la placa justifica la intervención del colegio en el ingenio mostrado por Lezo. "La victoria de Lezo es un canto a la estrategia: derrotó a los ingleses al establecer una defensa escalonada que les desgastó durante 40 días, les hizo que agotaran los alimentos y les forzó a atacar por tierra, donde no eran superiores, expuestos a la humedad, al calor y las fiebres", explicó Fernando Díaz.

El Almirante ideó un sistema que multiplicaba la efectividad de sus balas de cañón, a las que soldó una cadena "que se enganchaba en el velamen y segaba los mástiles de las naves inglesas", explica el ingeniero. En un alarde de astucia dejó que unos prisioneros ingleses escaparan con información sobre la profundidad del foso del castillo de San Felipe de Barajas, el último y principal baluarte que protegía Cartagena de Indias. "Cuando comprobó que los prisioneros estaban a salvo y lejos hizo profundizar en casi dos metros el foso, de modo que cuando los ingleses llegaron con sus escalas no podían sobrepasar el perfil de la muralla y caían abatidos a cientos", añadió Fernando Díaz.

Tal como había previsto Blas de Lezo, el cólera, las enfermedades tropicales y una última descubierta de sus soldados en plena debacle británica acabaron con el asalto inglés.