Con la crisis golpeando a muchas familias y las organizaciones sociales incapaces de dar abasto a los problemas generados por el desempleo, las Corts están pagando miles de menús que nadie consume, al objeto de hacer viable el negocio de la concesionaria de la cafetería y el restaurante de lujo ubicados en el Parlamento. Un informe del jefe de servicio de Mantenimiento que ha llegado a esta redacción desvela que la Cámara debe abonar a la concesionaria (la empresa Serunión) nada menos que 3.314 menús no servidos, con un coste para las arcas de 39.203 euros. El pago es consecuencia del periodo "transitorio" de un año que se fijó en el contrato, por el cual el Legislativo garantiza a la firma, en los doce primeros meses de funcionamiento del restaurante, un umbral de 40 menús diarios, asumiendo la diferencia entre las comidas servidas y pagadas por los usuarios y el citado umbral, a 12 euros por menú.

Para colmo, las cifras mencionadas se corresponden exclusivamente al periodo entre marzo y septiembre, de forma que el periodo transitorio todavía se alargará hasta el 1 de marzo de 2010. De mantenerse la misma media en los cinco meses que restan, el Parlamento tendrá que abonar a Serunión otros 39.000 euros. En total, serían casi 7.000 menús hipotéticamente preparados y que nadie ha consumido, pero cuyo coste -unos 78.000 euros- habrá asumido la institución.

El contrato es absolutamente leonino para la Administración, a pesar de la larga lista de asesores, letrados y diputados que son abogados. Con todo, la decisión de apertura costara lo que costara de un restaurante que otorgara la "dignidad" requerida -hasta marzo sólo funcionaba la cafetería, donde funcionarios, diputados y visitas compartían mesa y mantel- fue política y se adoptó la legislatura pasada, bajo la presidencia de Julio de España.

La actual titular, Milagrosa Martínez, que inició su mandato bajo la bandera de la austeridad, anuló actuaciones ya adjudicadas como la construcción de despachos acristalados, que tenían la risible intención de que las visitas vieran "cómo trabajan los diputados". Sin embargo, mantuvo el restaurante.

Como el negocio está muy limitado y los precios se encuentran subvencionados (en la cafetería el menú cuesta 4,55 euros y en el restaurante, 11,90, incluyendo postre y café), el pliego del contrato bianual -prorrogable hasta cuatro años- fijó una subvención anual de 55.200 euros para el bar y de 36.000 para el comedor de lujo.

Los viernes, ni un cliente

Para incentivar la mejora de la calidad, se estableció un subvención de 1,5 euros por menú que pasara de 60 en la cafetería y de 3 euros por encima de las 40 comidas en el restaurante. Éste último era la gran novedad. Por ello, para el primer año de funcionamiento, se garantizó un umbral de 40 menús diarios, una cifra que era obvio que nunca podría alcanzarse, salvo los miércoles. En marzo, primer mes, la media fue de 9,5 menús diarios. En septiembre cayó a 3,4. En todos los viernes de septiembre no tuvo un solo cliente. Ese día, está claro que los diputados no van por allí.

Un capricho heredado de la etapa de De España

que costó 1,7 millones

La decisión de construir un restaurante de lujo la copiaron los diputados en la anterior legislatura durante la visita al Parlamento de Escocia. Allí quedaron embelesados del empaque del comedor de sus colegas escoceses. A partir de ahí, se empeñaron en su construcción. Para ello, eliminaron la sala de prensa (trasladada a un cuarto sin ventanas de apenas quince metros), ya que el restaurante queda justo encima de la cafetería. La obra, que incluía la remodelación del bar y el caro equipamiento (con ascensor y montacargas para subir al restaurante), se licitó a mediados de 2006 por 1.635.606 euros. La UTE Mayve-Alcuba se llevó la contrata con una rebaja del 15%. Sin embargo, la obra concluyó con sobrecoste. En total, 1.680.166 euros, casi 280 millones de las antiguas pesetas. El "capricho" se llevó adelante y se licitó el servicio sin un mínimo estudio o análisis del uso que podría tener el restaurante, ni los días que conviene tenerlo abierto.