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"¡Travesti!", "¡muerta de hambre!", "¡inmigrante de mierda!". Valeria, una transexual brasileña de 30 años, no ha olvidado los insultos con que fue tratada por algunos policías del Centro de Internamiento de Extranjeros de Zapadores, en Valencia, sobre el que planean las acusaciones de torturas y malos tratos hacia los extranjeros retenidos. Tras ser detenida en las calles de Alicante por no tener papeles y haber pasado dos días en el calabozo, a Valeria la internaron en el centro de Zapadores el 27 de octubre. Allí permaneció encerrada diez días, hasta el 5 de noviembre. Ella ha podido salir del centro al ser admitida a trámite su petición de asilo. Y su testimonio, relatado ayer a Levante-EMV, confirma las denuncias de tortura y malos tratos vertidas por la comisión de ayuda al refugiado.

Resulta especialmente duro el relato de lo sucedido una noche en la celda contigua a la suya, la número 26. Valeria lo oyó todo. "Había una chica africana embarazada. Esa negrita usaba un pantalón muy bajo, y una agente de policía que insultaba a todos le dijo: 'Tú eres una guarra y una puta, y yo no estoy obligada a ver ese culo negro'. 'Pues tápate los ojos, bruja', le respondió la africana. Entonces, la policía abrió la celda y empezaron a discutir. Al cabo de un rato, la policía bajó y pronto regresó con otro hombre policía. El agente entró en la celda de la africana y comenzó a pegarle tortazos en la cara", cuenta Valeria a este diario. Ella lo oyó todo. También escuchó los gritos de la africana en su idioma natal durante la supuesta agresión policial. "La negrita lloraba muchísimo", añade.

Valeria (nombre ficticio) lo cuenta sin sorprenderse o indignarse demasiado. "Es que allí era lo normal. Ahí dentro escuchaba cosas de ésas todos los días. Nos trataban muy mal, peor que a los perros. Eran todos los policías en general, aunque esa mujer que discutió con la africanaÉ ésa era muy mala persona", asegura.

Sin medicamentos para el sida

Ella, además de los insultos y las risas burlonas -"las risas era lo que más me molestaba"-, asegura haber sufrido una grave desatención médica en el centro de Zapadores. Valeria es portadora del sida y ha de medicarse cada día. Sin embargo, pasó dos días en el calabozo sin tomar las pastillas. Luego llegó al centro un martes, pero hasta el jueves no le permitieron visitar al médico de Zapadores para que le facilitase la medicación retroviral. Y encima, denuncia, "no me dieron el mismo medicamento que me había ordenado mi médico, sino uno que decían que era similar". Su propio medicamento, que su pareja le llevó el mismo jueves al centro de internamiento de inmigrantes sin papeles, no se lo hicieron llegar hasta el martes siguiente, asegura.

La falta de medicación a Valeria fue lo que llevó a su compañero sentimental, de nacionalidad española, a las puertas de la comisión de ayuda al refugiado (CEAR) para denunciar la situación. Los abogados de la organización se movilizaron y descubrieron que nadie le había informado a la brasileña de su derecho a solicitar asilo por discriminación sexual. A través de la ONG, Valeria presentó la solicitud de asilo, que ha sido admitida a trámite y le ha permitido abandonar el centro de internamiento.

Obligadas a hacer la limpieza

Entre las injusticias que enumera Valeria, figura una desconocida por CEAR. "En el centro nos obligaban a limpiar. Y yo un día vi pegado en la pared un cartel que ponía que la limpieza era obligación de una empresa privada. Por ello, todas las internas firmamos una hoja de reclamaciones como que no íbamos a limpiar más porque esos eran nuestros derechos", dice. Como represalia, según denuncia, les tuvieron varios días "sin agua caliente en la ducha, sin poder recibir llamadas telefónicas, sin televisión y sin nada". ¿Por qué quiere denunciar todo esto si ya ha salido del centro? "Porque lo que más quiero -responde Valeria- es poner a esa vieja amargada donde merece estar".