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Cuando comenzaron los vertidos en 1998, el Centre Excursionista de Biar elaboró un informe mostrando su preocupación por las quejas de los vecinos que aludían a la proliferación de moscas y malos olores como consecuencia de la aplicación de los vertidos. Transmitió su preocupación al Ayuntamiento de Biar por los efectos negativos de los lodos, y éste tomó la decisión en diciembre de 2001 de paralizar la actividad de abonado con lodos en la zona. El informe ya aludía a la preocupación de los propietarios de los campos sobre la cantidad y la calidad del fango suministrado. De hecho, la sospecha se disparó al comprobar la composición líquida de los lodos, en vez de conformar una sustancia espesada y deshidratada.

La reutilización de lodos con fines agrícolas exige un procedimiento exhaustivo para evitar la transmisión a la cadena alimentacia de sustancias patógenas de tipo orgánico y la presencia de metales pesados. El control periódico de los componentes de la tierra y del fango aplicado responde a que la presencia de altos niveles de níquel, cinc, plomo, cadmio o cromo supone una amenaza para la calidad de los productos agrícolas y por tanto para el hombre.

Proaguas descartó riesgos

Por su parte, la Diputación de Alicante elaboró en 1998, a través de la propia empresa suministradora Proaguas Costablanca, un informe en el que descartaba el riesgo de contaminación en el suelo por la aplicación de lodos. El informe de Proaguas basaba su argumento en las analíticas realizadas en las zonas de aplicación y en los controles realizados a las tierras y a los lodos. Proaguas descartó riesgo alguno en los cultivos como consecuencia de los lodos, como publicó en su día el diario Información.