La Ciudad de las Artes y las Ciencias acumulaba en agosto de 2008 un sobrecoste de 1.300 millones de euros, tras la construcción del Ágora. La reforma del Mercado de Abastos de Valencia para construir un polideportivo se calculó en 11,6 millones y acabó costando 17,1 millones de euros. Varios tramos de la Línea 5 necesitaron de una inyección de veinte millones de euros más, tras su inauguración en abril de 2007. La megarrotonda subterránea de la V-21 a la entrada de Valencia pasó de los 15,4 millones iniciales a los 23,5 finales. Esta semana se ha descubierto un posible sobrecoste de más de 7 millones de euros en la construcción de cuatro aparcamientos subterráneos en Mislata.

¿Qué provoca la aparición de modificados y complementarios durante la ejecución de las obras de actuaciones tan importantes en las obras e infraestructuras públicas?

La Asociación Valenciana de Ingenieros Consultores (Avinco) ha preguntado a sus asociados -responsables de cuantiosas direcciones de obra de todas las administraciones- y ha detallado en un informe las principales causas de los sobrecostes.

"Los cambios de criterios del promotor de la obra" está entre los principales motivos que desbocan los presupuestos. En muchas ocasiones la ejecución de las obras se dilata tanto respecto a la redacción de los proyectos que "aparecen nuevas necesidades y la modificación de las hipótesis con las que se trabajó en el proyecto: aumento de las intensidades de tráfico en las carreteras, adaptación a nuevas normas técnicas o medioambientales y la aparición de nuevas nuevas tecnologías."

Avinco cree que resulta "de suma importancia redactar buenos proyectos. Un euro de más en proyectos ahorra 10 en obra". Y lamenta la práctica "tácita y perversa de que el proyecto sirve para licitar y empezar a expropiar. Y en obra... Ya veremos". Una práctica que tiene "consecuencias imprevisibles".

La falta de acuerdo entre las distintas administraciones con competencia en las infraestructuras genera "presiones, acuerdos o convenios que obligan a cambios que pueden llegar a ser importantes". Y si en plena ejecución de obra se producen "cambios de alcalde, de corporaciones locales o de los técnicos" estas novedades "suelen tener especialmente bastante repercusión", reconocen los ingenieros.

Y no hay que olvidar las prisas. Sobre todo en periodos preelectorales. "La presión social por accidentes o graves molestias al tráfico y el cumplimiento de compromisos electorales pueden provocar turnos fuera de horario, descoordinación entre equipos y subcontratistas y ejecución de unidades de obra sin calidad que obliga a posteriores demoliciones o levantamientos."

Alguna de las anteriores causas combinada con la demora en la disponibilidad del suelo donde se va a ejecutar la actuación puede ser demoledora. "La disposición parcial de los terrenos obliga a cambios en la secuencia de la ejecución de las obras que pueden tener una importante repercursión económica." El desvío de los servicios públicos como las conducciones de telefonía, gas natural, electricidad, provoca grandes quebraderos de cabeza. "Aún suponiendo que en la fase de proyecto esté todo perfecto, la dinámica de nuestro territorio ha exigido una enorme expansión de las redes: aparecen instalaciones inexistentes en la fase de proyecto y exigencias en el momento de la ejecución que desbordan la valoración prevista en el proyecto." Avinco también advierte sobre las bajas en las licitaciones que rozan la temeridad.