Por resolución de la Generalitat Valenciana de fecha 15 de octubre se acordó la situación de desamparo de la menor Victoria Innes Carrascosa, cuya madre está interna en la prisión de Hakensack, New Jersey, y cuyo padre no considera conveniente entrar en territorio español a causa de los procedimientos en los que figura denunciado. Por este motivo la Generalitat resolvió que la menor residiera en acogimiento familiar con sus abuelos maternos. El pasado día 23 de diciembre el Juez Venezia hizo pública la sentencia en la que determinaba la pena, de acuerdo con el veredicto de culpabilidad de un jurado popular, condenando a la madre a 14 años de prisión. Según las informaciones facilitadas por diversas agencias y medios, el Juez Venezia tuvo unas palabras dedicadas a María José Carrascosa y, entre otras cosas, le dijo «Usted debería de pensar que en estas Navidades su hija no tendrá ni a una madre ni a un padre a los que abrazar, ni abrirá los regalos con ninguno de ustedes».

En la Comunidad Valenciana hay unos 4.100 menores acogidos por su familia extensa —hermanos, tíos, abuelos...—. Se trata de situaciones transitorias en las que por diversas causas, económicas, de salud, o, como en este supuesto, por ausencia de los padres, la familia, con ese carácter solidario que tiene, se vuelca y da amparo al menor. En el caso de Victoria no hubo ninguna duda, desde el 21 de noviembre de 2006 en que María José ingresó en prisión en USA, los abuelos, junto con su tía Victoria, han velado por la salud y la estabilidad sentimental de su nieta; se han hecho cargo de sus gastos, que incluyen la asistencia a un colegio bilingüe de habla inglesa; han tenido una cortesía propia de la casta de los valencianos de toda la vida respecto al padre de la menor y han mantenido viva la ilusión por el retorno de su hija, empleando las energías, el tiempo y el dinero que ha hecho falta. Pero les faltaba un título que presentar si Victoria tenía que someterse a una operación, pedir documentación…, no era suficiente decir que eran los abuelos, de ahí la iniciativa de la Sección de Menores de la Fiscalía de Valencia de promover el acogimiento. Por eso, cuando leí la frase del Juez Venezia me resultó triste y desafortunada porque es verdad que toda persona siente la ausencia de los seres queridos en fechas significativas: cumpleaños, fin de curso, Reyes, Navidad… pero es también verdad que las familias se vuelcan, adornan la casa, ponen el belén, cantan villancicos, abren regalos y comparten besos y abrazos. El esfuerzo es para que los menores no sufran ese día la ausencia no querida de sus padres, para que no haya sentimiento de culpabilidad en los niños, para compartir el recuerdo y la esperanza. La frase desconoce este mérito.

Victoria tiene su Navidad y es especial, como la de todos los niños que esa noche no están junto a sus padres para abrir los regalos, pero tienen la suerte de contar con una familia que les quiere y, como todos estos niños, ella también habrá pensado que el mejor regalo sería tener a sus padres cerca.