La empresa responsable de enviar agentes de seguridad privada a los atuneros españoles que faenan en el Índico para protegerles de los piratas ha despedido a un importante número de vigilantes que no estaban en plantilla cuando han regresado a España de vacaciones en las últimas semanas, según han denunciado a este diario varios afectados, los cuales han denunciado además varias deficiencias en el equipamiento de seguridad con el que han trabajado desde que llegaron a las Seychelles procedentes del aeropuerto de El Altet. Los agentes despedidos se sienten engañados porque no encuentran motivos para el despido y únicamente les han dicho que "no hemos pasado el periodo de prueba". Este diario intentó conocer la versión de Segur Ibérica el pasado viernes por la tarde y un empleado indicó que hasta mañana lunes no había ningún responsable para hablar sobre la situación de los 58 vigilantes de los atuneros, todos ellos desplazados desde Alicante excepto cuatro agentes del "Alakrana".

El despido ha sido el regalo de Reyes que han tenido buena parte de los agentes de seguridad privada que han vuelto a España tras prestar servicio durante casi dos meses en alguno de los 16 atuneros españoles que faenan en el Índico. Los afectados, que prefieren guardar el anonimato, no salen de su asombro porque no han tenido problemas que justifiquen el despido y se sienten "utilizados". Los ya ex vigilantes de Segur Ibérica aseguran que la empresa les está reemplazando por otros agentes que no han realizado el curso de adiestramiento militar que realizaron ellos en la Base Naval de La Algameca en Cartagena.

Entre las deficiencias de seguridad denunciadas a este diario destaca que los chalecos antibalas que les facilitaron "son chalecos antifragmento que sólo sirven para la metralla de granada pero no te protegen de las balas", asegura uno de los agentes que ha trabajado en los atuneros. De hecho, las instrucciones del chaleco indican que es "un panel balístico suave de protección" y que "no es adecuado para proteger al usuario contra impactos de rifle y no lo protege de armas blancas", además de advertir en las instrucciones de cuidado de que no se exponga directamente al sol.

Asimismo, las ametralladoras pesadas Browning de 12.7 milímetros que iban a recibir finalmente no se las enviaron porque el Gobierno de Seychelles no lo autorizó y sólo disponen de una ametralladora media MG de 7.62 milímetros. La empresa Segur Ibérica envió en diciembre un informe al Ministerio de Defensa en el que se justifica la necesidad de disponer de dicho armamento con el fin de lograr una autorización.

Otras deficiencias con las que se encontraron fueron que los teléfonos vía satélite que facilitaron a cada equipo de seguridad y el visor nocturno de largo alcance no funcionaban. De hecho, a finales de noviembre la empresa de seguridad optó por retirar los teléfonos debido al mal funcionamiento. Por contra, utilizaban el visor nocturno del fusiles al no estar operativo el visor de largo alcance.

Al margen del conflicto laboral que les ha pillado por sorpresa, los vigilantes que han vuelto de las Seychelles afirman que no han vivido situaciones de extremo peligro durante su estancia en los atuneros, pero aseguran que "siempre estás en tensión, las 24 horas del día".

Otro agente añade que "es una zona de guerra y muchos vigilantes no son conscientes de que van a un enfrentamiento real y todo por 6,45 euros la hora, que allí estás operativo las 24 horas". El salario bruto de estos agentes "es de 5.200 euros brutos al mes y no de 400 euros diarios como se dijo en algún medio", apunta otro vigilante.

Ocho incidentes con piratas en dos semanas

Los equipos de seguridad desplegados en los atuneros españoles tuvieron al menos ocho incidentes con los piratas en menos de dos semanas y nada más empezar a trabajar a mediados del pasado mes de noviembre. El más grave ocurrió el 29 de noviembre cuando el Ortube Berria fue atacado por dos esquifes y los piratas comenzaron a disparar con armas ligeras y lanzagranadas. El equipo de seguridad del atunero repelió el ataque con fuego de ametralladora y fusil sin que se produjeran daños personales en el barco español. En otro incidente, el Toxir Gorri vio un buque nodriza con dos esquifes el 19 de noviembre y tras una persecución los piratas desistieron del ataque. El Txori Argi también fue perseguido por los piratas el 25 de noviembre y el Albacro Cuatro detectó ese mismo día un buque nodriza de piratas a seis millas y cuando se acercó al buque español optó por alejarse sin atacar al comprobar el personal armado que iba a bordo. Tras estos incidentes los vigilantes fueron alertados para que extremaran la vigilancia con el fin de evitar el factor sorpresa y defenderse con garantías de los piratas.