Con una cita propia sobre la estupidez humana ('que es universal e inagotable y solo necesita un poco de comodidad para manifestarse en todo su esplendor') inició el cirujano Pedro Cavadas su conferencia en un salón pleno de expectación.La charla la había organizado la Real Sociedad Económica de Amigos del País. En las primeras filas, la familia del ponente casi al completo, a quienes dedicó afectuosos guiños.

Cavadas definió al ser humano como un "mono con el cerebro algo más grande que los simios y algo 'tuneado'". Quizá sea la influencia de la estepa africana o el tiempo que se ha dedicado a diseccionar cerebros de animales lo que llevó a Cavadas Rodríguez a centrar su exposición en los defectos, más que cualidades, de un solo sujeto: el mono, de quien procedemos y que según el cirujano aún nos acompaña (cada uno lleva su propio simio peludo, agresivo, egoísta y codicioso consigo).

"Si otro mono le molesta mucho, le mata; si tiene hambre, roba la comida, el mono solo busca su propio beneficio y piensa que él es el más importante; con el Código Penal en la mano todos irían a la cárcel a las dos horas de salir el sol...", relató Cavadas en una narración coloquial ('el mono es un cabrón') en la que explicó que por un capricho evolutivo de ensayos/errores, a ese mono egoísta y agresivo le creció el cerebro y toda su carga genética de codicia ya en su nuevo traje de hombre la aplicó al Gran Dios Dinero.

"El mono que llevamos pegado estaba ahí antes de nosotros y manda mucho más que nosotros, manda el 99% del tiempo", describió el conferenciante que en un par de ocasiones invitó a salir de la sala a los que se sintieran incómodos.

El cirujano que rechazó ser "la Virgen María" ni un dechado de bondades, comentó que si algo se le da bien a ese mono es "sacarle la pasta al prójimo; ahí ha derrochado una genialidad sin límites en esta sociedad de tanto tienes, tanto vales, porque en el mundo del mono todo se mide por dinero".

Tras describir situaciones comunes de codicia, Cavadas se asomó a la esperanza y dijo que a a ese mono hay que bajarle en la próxima parada de autobús, "para empezar a ser consciente de que el resto de monos son exactamente igual que tú, para mirar más allá del decorado y salir del 'yo-mi-me-conmigo'"

Cavadas recordó que Haití existía antes del terremoto y que hay que dar valor al otro, sin religiones de por medio, para empatizar con el dolor ajeno, que es igual al propio. Y que dar y compartir es un placer tan bello como el aria de ópera más sublime que hay que aprender y entrenar. "Y con eso , yo creo que puedes llegar a ser persona para educar ahí a tus hijos".