La tan ansiada declaración de bienes y actividades de los diputados valencianos aireada ayer en el Boletín Oficial de las Corts perfila el mapa del estado patrimonial de sus señorías, pero arroja algunas dudas sobre la fiabilidad de una medida impulsada por el PP para contrarrestar los efectos del caso Gürtel. Salvo honrosas excepciones, en su mayoría en las filas socialistas, los diputados no han sido detallistas sobre la ubicación de sus inmuebles, de los que sólo han declarado su valor catastral, muy por debajo del valor del mercado.

Con todo, el Parlamento es hoy algo más transparente que hace 24 horas y los valencianos pueden saber ya datos tan sorprendentes como que el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, con un sueldo bruto anual de 79.548 euros, sólo tiene en el banco 2.294 euros (una cuenta corriente con 905 euros y otra compartida al 50% de 2.779 euros). Camps declara la mitad de una vivienda en Valencia, de 110.339 euros, un vehículo de la marca Saab con quince años y un plan de pensiones de 8.300 euros. La primera autoridad de la Comunitat cuenta con un patrimonio de 67.274 euros, lo que lo convierte en el miembro del Consell más paupérrimo y, además, sin deudas.

De ahí que ayer desde Presidencia de la Generalitat se concluyó que Camps es "un ciudadano más". "Su declaración -apuntaron fuentes del Palau- es un espejo de sí mismo: persona austera, transparente, cercana, con gastos y posesiones comunes". Y remarcaron otros datos como el hecho de que sólo percibe sueldo por liderar el Consell y que esta remuneración es la mitad de la que percibe su homólogo catalán José Montilla.

Sin embargo, el caso de Camps no es generalizado dentro del Ejecutivo. A falta de conocer el patrimonio de todos los consellers (sólo siete son diputados), en el extremo opuesto a Camps se sitúa el vicepresidente segundo del Consell, Juan Cotino, que atesora un patrimonio de 1,9 millones de euros. Cotino declara haber heredado una vivienda en Xirivella valorada en 7.735 y bienes no inmuebles por valor total de 1, 8 millones de euros, entre los que cita sin especificar acciones, cuentas corrientes y participaciones en sociedades limitadas dedicadas a la agricultura y el alquiler de inmuebles. No declara participación alguna en el grupo de empresas de su familia y especifica que ha delegado las funciones de adjudicación en todas las empresas y organismos públicos a los que pertenece en razón de su cargo de conseller de Urbanismo.

Otro con un abultado patrimonio es el conseller de Educación, Alejandro Font de Mora, quien posee ocho bienes inmuebles por valor de 904.000 euros, en su mayoría heredados. El tercero en el ranking de los más acaudalados es el vicepresidente Gerardo Camps con una veintena de bienes, entre casas y locales por un valor catastral de 434.000 euros. El conseller especifica que en su mayoría son donaciones familiares. Camps es el conseller más motorizado: dos coches de alta gama y una moto Yamaha.

Blasco no predica con el ejemplo

El cuarto lugar es para el conseller Rafael Blasco, quien sorprende con un discreto patrimonio global de 317.000 euros. El titular de Ciudadanía declara cuatro inmuebles en la provincia de Valencia valorados en 176.808. El portavoz popular no aporta detalles sobre la ubicación exacta de sus propiedades, pese a que hizo un llamamiento público a que se precisaran al admitir que no era lo mismo tener un casa en la calle Colón que en un pueblo.

Su homólogo en el grupo socialista, Àngel Luna, sí ha cumplido, ya que es de los únicos que especifica incluso la calle donde tiene su más de seis propiedades. El socialista, con un patrimonio global de 458.000 entra en el ranking de los diputados más acaudalados. En el selecto grupo está también la coordinadora de EU Marga Sanz cuyo patrimonio global roza los 600.000 euros, de los que 390.000 euros provienen de su participación en la compañía Desarrollos Alba de Vera, SL. Ambos son la excepción del tópico, real en estas declaraciones, de que los políticos de la derecha están entre los más ricos. El alcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo, con 1,5 millones corona el ranking de los diputados con mayor patrimonio (sin contar a Cotino).

Hernández Mateo, que estuvo en el ojo del huracán en el pasado reciente al resultar imputado por un presunto pelotazo urbanístico, declara una vivienda de 94.000 euros y un inmueble rústico de 310.000 euros. En cuentas corrientes, posee nada menos que un millón de euros. El tópico de la izquierda pobre también se cumple en el caso de Marina Albiol (EU), que sólo tiene en su haber un de 4.000 euros. Pero el caso de Albiol es excepción. En líneas generales, los diputados están bien blindados contra la crisis con pensiones, fondos de inversión y acciones.

Rita no tiene casa y Costa sale de números rojos y compra un BMW

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá declara no tener ninguna vivienda en propiedad. Su patrimonio asciende a 295.000 euros entre planes de pensiones, fondos de inversión y valores, según su declaración en la que también hace constar un coche de 21 años. Barberá asegura haber renunciado a su sueldo de diputada. Por su parte, Ricardo Costa, todavía en espera de que Génova le devuelva el carné, ha remontado el saldo negativo de 1.435 euros en sus cuentas bancarias que declaró hace diez meses. Ahora tiene un líquido de 3.000 euros. Tras el polémico Infinity (quedó siniestro total tras el accidente), Costa ha comprado un BMW de 53.000 euros. El ex secretario general del PP declara actividad privada como economista.