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Más de 130 presos de la cárcel de Villena protagonizaron el lunes por la tarde un conato de motín para protestar porque uno de los internos había estado vomitando y no recibió asistencia médica porque ya lo habían atendido el mismo día por la mañana, según informaron diferentes fuentes penitenciarias.

Durante el plante de presos -considerado en medios penitenciarios como la antesala del motín- los tres funcionarios que estaban de servicio en el módulo fueron rodeados, insultados y amenazados de muerte por los cabecillas de la pequeña revuelta, que se disolvió finalmente sin daños personales ni materiales y concluyó con el ingreso de cuatro reclusos en celdas de aislamiento.

El incidente se produjo sobre las siete y media de la tarde del lunes en el comedor del módulo 3. Era la hora de regresar a las celdas tras la cena y cuatro reclusos se subieron en sillas y mesas y comenzaron a incitar al resto de presos para negarse a salir y reclamar la asistencia médica a uno de los internos. En el momento de producirse el incidente tres funcionarios -dos hombres y una mujer- se encargaban de la vigilancia del módulo y en pocos segundos se vieron rodeados sin poder calmar los ánimos de los internos.

Los trabajadores no fueron agredidos pero sí insultados y amenazados y se vivieron momentos de gran tensión, especialmente cuando uno de los cabecillas del plante gritó que a lo mejor había que matar a un funcionario para que atendieran sus demandas.

La alarma del conato de motín se difundió con rapidez y fueron llegando al lugar el jefe de servicio y más funcionarios.

Al final lograron reconducir la situación, aunque antes de que se calmaran los ánimos algunos presos que comenzaron a subir a sus celdas, a petición de los funcionarios, fueron increpados por sus compañeros con gritos de cobardes, por lo que volvieron a bajar.

Los cuatro presos que promovieron el plante fueron trasladados a celdas de aislamiento y el resto acabó de nuevo en sus celdas tras normalizarse la situación.