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Dicen que en RTVV no se mueve ni el aire sin permiso de Vicente Sanz, quien ayer renunció temporalmente como secretario general del ente después de conocerse que tres periodistas de la cadena le han denunciado por acoso sexual. Nacido en 1946 en Almenara, donde se le conoce como El Tomaco, es el auténtico hombre fuerte de RTVV desde que en 1999 asumiera bajo su mando, además del área de personal que ya controlaba desde 1995, las compras del grupo.

"Sanz, se jactaba de poner y quitar directivos -ha "sobrevivido" a cuatro-, de saber el uso del teléfono y a quién llamaban todos los trabajadores", explica uno de sus cerca de 2.100 subordinados, más 1.200 de los cuales han sido contratados durante los 15 años que el ha sido el jefe de personal de RTVV. Tres lustros en que los sindicatos no han dejado de denunciar irregularidades en los contratos y oposiciones a la cadena autonómica.

Y eso que en junio de 1994, la difusión de una comprometedora grabación en la que supuestamente declaraba su intención de enriquecerse con la política con un "y ahora, a forrarse", le hizo saltar del cargo de presidente provincial del PP al que había llegado en 1993 y puso en un brete la carrera de Zaplana.

Su dimisión fue el punto culminante del caso de la supuesta adjudicación irregular de los mapas verde y sonoro de Benidorm y presunto cobro de comisiones cuando Zaplana era alcalde de la capital de la Marina Baixa. Pese a que se afirmó que el futuro jefe del Consell también estaba salpicado, el escándalo ha pasado a la historia con el nombre de "caso Sanz". La llegada de Zaplana al Palau de la Generalitat en 1995 sirvió para que se le agradecieran los servicios prestados con el cargo de Jefe de Recursos Humanos de RTVV.

El propio Sanz reveló en octubre de 1994 a Vicente Conesa, padrino de una de sus hijas, que era el autor de aquella polémica grabación. El ex director del INEM en Valencia estaba relacionado con las contratistas de Benidorm, pero una década antes había sido su valedor para que accediese a cargos de responsabilidad en el organismo público.

Ambos formaban parte del llamado "Clan del INEM", que a mediados de los 80 entró en AP. Sanz, que medró en el PP de la mano del desaparecido Manuel Tarancón, se vio salpicado también entonces por colaborar con una empresa que recibía fondos del INEM para dar cursos a parados. A su compañera sentimental, Esther Franco, la catapultó en el seno del PP hasta conseguir un acta de diputada autonómica que mantiene desde 1995.