"La manera de vestir i la mentalidad diferente, unido a los avances tecnológicos que aportaban (como la nevera de la foto en una casa de Argel) , hacía que llamaran mucho la atención cuando volvían de vacaciones a sus pueblos de origen", destaca Joan-Lluís Monjo. "Venían cargados de regalos, como los inmigrantes norteafricanos procedentes de otros países Europa que vemos en nuestras carreteras camino del Estrecho. Entre las mujeres hicieron furor los vistosos vestidos estampados de telas sintéticas que llegaban a la Marina directamente de la moda de París", explica Àngela-Rosa Menages. r. m. valencia