El presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, clausuró ayer la convención nacional sobre empleo que los populares han celebrado este fin de semana en Valencia. Y lo hizo anunciando un plan de choque contra la crisis que se basa en cinco medidas urgentes. Entre ellas destaca la propuesta de un IVA superreducido para el sector turístico, dada la importancia estratégica del sector y que se aplicaría a hoteles, bares o cafeterías. Mañana lo planteará en las Cortes.

Rajoy, que cerró un acto ante miles de simpatizantes en el que también tomaron la palabra la alcaldesa Rita Barberá, el presidente provincial, Alfonso Rus, y el jefe del Consell, Francisco Camps, desgranó sus propuestas para hacer frente a la crisis. En primer lugar, Rajoy exigió reducir el déficit como primer paso y fijó como "prioridad" controlar el gasto público: "Hay que funcionar como un buen padre de familia", explicó gráficamente. La segunda pata del plan de Rajoy es "reestructurar el sistema financiero" para facilitar la llegada de crédito al mercado.

"El sablazo del mal gobernante"

Además, Rajoy presentó como necesaria una reforma laboral para fomentar "un contrato joven e indefinido". En este sentido, el popular exigió "coraje político" a Zapatero ante los sindicatos: "Es imposible que un 45% de jóvenes -parados- trabaje sin la posibilidad de un contrato distinto; y si a los sindicatos no les gusta, lo siento mucho, pero el mundo va por ahí". La reducción de impuestos, cuarta medida, fue la propuesta estrella del líder del PP. En este sentido, censuró la polémica subida del 2% del IVA, que se aplicará desde julio y a la que el Consell estudia oponerse. Rajoy dibujó la medida como "el sablazo que el mal gobernante le pega a todos sus compatriotas que ya están muy castigados por la crisis". En este contexto, Rajoy propuso el IVA superreducido para el sector turístico, algo que ya ha hecho Francia, dijo. Además, pidió un frente común al resto de partidos para frenar en las Cortes la subida impositiva, para lo que deberá convencer a Coalición Canaria y el PNV.

Finalmente, el presidente del PP destacó la necesidad de reducir la morosidad de la Administración central, y propuso que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) "descuente las facturas que las administraciones tienen pendientes con sus proveedores".

Estas cinco propuestas constituyeron el eje de una intervención centrada esencialmente en la crisis económica y también en las críticas al presidente del Gobierno. Porque apenas hubo referencias a la realidad política valenciana. Rajoy no hizo mención alguna a la polémica generada por la censura de la Diputación de Valencia a una exposición con fotos del caso Gürtel; tampoco hubo palabras para el Tajo-Segura, un trasvase esencial para el sur de la Comunitat Valenciana y que enfrenta a los populares valencianos con la número dos de Rajoy, la ayer ausente María Dolores de Cospedal, que aboga por su caducidad.

El jefe de la oposición sólo bajó a la arena política local en un asunto concreto: "Quiero manifestar mi apoyo al Ayuntamiento de Valencia y al presidente Camps en el tema del Cabanyal porque es justo, razonable y de sentido común", dijo Rajoy, avalando la prolongación de Blasco Ibáñez y el frente jurídico abierto por el Consell contra el Gobierno de España, que paralizó los derribos.

Rajoy dio su respaldo a la actuación en el barrio; pero también hizo una promesa para un territorio que le asegura muchos votos y un partido (PPCV) que respaldó su candidatura para ser reelegido presidente nacional: "Siempre que vengo aquí me sube la moral. Es un hecho objetivo. Me siento muy bien tratado. Y cuando lleguemos al Gobierno yo estaré a la altura con la Comunitat Valenciana. Conozco los problemas más importantes. Gracias, Paco". Rajoy venía a fortificar así su sólida alianza política con Camps, relación que se había enfriado con la destitución de Ricardo Costa por el caso Gürtel.

"Os quiero"

Camps, por su parte, tampoco escatimó muestras de cariño para Mariano Rajoy, para quien vaticinó la victoria electoral: "Va a ser muy emocionante; lo más emocionante que nadie pueda vivir", dijo al presidente, para quien prometió el apoyo de todo el PPCV "porque te queremos y porque sabemos que eres el mejor". Antes de eso, Camps había proclamado su cariño a todos los militantes y conciudadanos, muy en la línea del discurso del optimismo proclamado los últimos días. "Os quiero", respondió al "Paco, te queremos" con que lo recibió el auditorio en pie. "Y queremos a todos nuestros compatriotas porque somos españoles y vivimos en una gran nación", continuó.

Camps, con todo, centró buena parte de su discurso en cargar contra Zapatero, al que acusó de cometer un "crimen de lesa patria" al "tratar de paralizar la Comunitat Valenciana, un motor de España, al negarle agua, las inversiones y la financiación". Al margen de esto, el presidente del PPCV también trató de lanzar un mensaje de optimismo al partido, ante un recinto ferial abarrotado pero con destacadas ausencias, como la cúpula del PP alicantino. Así, fijó como objetivos electorales la reelección en las instituciones que gobierna, pero también en los grandes ayuntamientos que controla el PSPV, como Elx, Gandia o Benidorm.

Antes que Francisco Camps y Mariano Rajoy tomaran la palabra, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, abrió la clausura de la convención destacando la "unión" y "fortaleza" del partido. "Valencia va a ser la punta de lanza de España a pesar de los agravios del Gobierno. No nos pararán", insistió.

La censura no tuvo un hueco

Barberá fue la única que hizo referencias a la libertad de expresión en la clausura de una convención empañada por la censura del MuVIM. Barberá criticó el "miedo" del Gobierno de Zapatero a ese "dictador de más allá del Atlántico" -referencia velada al venezolano Hugo Chávez- que "cierra emisoras de radio y que tapa la boca de los periodistas libres". En primera fila observaba el presidente de la diputación, Alfonso Rus, que no hizo un hueco al asunto en su discurso. Rus fue de los primeros en llegar, acompañado curiosamente por el vicepresidente Máximo Caturla, de quien al parecer provino la orden de retirar las fotos.