La retirada de Carlos Fabra por tiempo indefinido de la presidencia no trastocará ni un ápice la hoja de ruta de la Diputación de Castelló. El equipo de Gobierno descarta una reestructuración interna y seguirá "la línea de trabajo" marcada por el propio Fabra. Así lo aseguró ayer a este diario el nuevo presidente provincial en funciones, Francisco Martínez. El número dos de Fabra mantendrá a la par la vicepresidencia primera y la alcaldía de la Vall d'Alba. Asume así un papel meramente institucional a la sombra de su jefe.

El grupo popular intentó transmitir ayer un mensaje de tranquilidad y calificó la marcha provisional de Fabra como algo normal. "Va a seguir todo igual, cada uno con las mismas funciones. El presidente ya ha delegado muchas veces conmigo, por ejemplo, cuando ha ido a reuniones a Madrid o en vacaciones", aseveró Martínez. Señaló que llevará las riendas de la diputación hasta "la reincorporación" de Fabra -sin especificar cuándo- y remarcó que en su mandato cumplirá las directrices establecidas por el líder popular. "No hay ninguna excepcionalidad, más allá de que Fabra no está in situ", señaló en rueda de prensa el vicepresidente cuarto de la diputación, Rubén Ibañez, quien subrayó que el esquema orgánico continuará tal cual "porque funciona y es válido". "Cada uno tiene sus responsabilidades, con la salvedad de que Martínez asume la presidencia porque el reglamento interno lo marca", añadió.

Pero, Fabra nunca antes había delegado sus poderes por tiempo indefinido. Estará cerca de dos meses en Madrid, donde según apuntan fuentes de su entorno, prevé someterse a un trasplante de hígado. La institución provincial queda en manos de Martínez, una persona acostumbrada a estar en segunda línea. La diputada del Bloc, Maria Gràcia Molés, recordó que la figura de Fabra era omnipresente y lo asumía todo. Así, cada diputado permanecerá en su sitio y la labor de Martínez será testimonial, sin peso político.

En el trasfondo de esta pasividad del PP se encuentra la proximidad de las elecciones municipales. Fabra deshoja todavía la margarita sobre su continuidad y condiciona su decisión a los movimientos que se puedan producir por el caso Gürtel. Ha elegido a Javier Moliner, adjunto a la presidencia del PP, como su sucesor, pero esta solución podría saltar por los aires si el alcalde de Castelló, Alberto Fabra, pegara el salto a Valencia.