Cirugía agresiva como terapia de choque para cortar de cuajo los conflictos en las agrupaciones socialistas. Es la receta que está aplicando la dirección del PSPV que comanda Jorge Alarte. Conscientes de la factura electoral que han pagado estos años, en parte por la división interna, en Blanquerías y Ferraz están convencidos de que el desgaste de una dura intervención a tiempo es mucho menor que dejar que la metástasis del lío acabe por matar cualquier posibilidad de recuperación en años. Por eso no les tiembla el pulso a la hora de nombrar gestoras o abrir expedientes. Las propuestas nacen de la secretaria de organización del PSPV, Elena Martín, y han de ser designadas por su homóloga en Ferraz, Leire Pajín.

El último ejemplo es Sagunt, donde la división entre el grupo municipal, comandado por Gloria Calero, y la ejecutiva, liderada por Manuel Carbó, llevó a disolver la agrupación y nombrar una gestora, que ayer empezó su mandato oficialmente tras llegar la orden de Ferraz. Sagunt es uno de los diez ejemplos de actuaciones con mano dura, ya ejecutadas o en lista de espera. Actualmente son cuatro las direcciones a dedo al mando de otras tantos colectivos: Alcalà de Xivert, la Pobla de Farnals, el propio Sagunt y Alginet. Este último municipio cerrará precisamente hoy su situación excepcional con la celebración de la asamblea en la que se elegirá a la nueva ejecutiva.

Ciudades de tamaño notable

Los puntos calientes que las direcciones provincial y nacional del PSPV tienen en cartera para intervenir son Bétera, Catarroja y, de forma inminente, Torrevieja. En esta última ciudad, de 102.000 habitantes, los socialistas apenas cuentan con 6 de los 25 concejales, frente a los 15 ediles que dan una mayoría absolutísima al popular Pedro Hernández Mateo. En ese escenario, el portavoz socialista Manuel Vera está divorciado de la mayoría del colectivo local, que, con su ejecutiva al frente, tiene el apoyo de Blanquerías.

En Catarroja, no se sabe si el portavoz Wilson Ferrús está en mayoría o minoría en el grupo de siete concejales, tras la deserción de un tránsfuga, que arguyó discrepancias con su jefe de filas municipal. A Ferrús le reprochan desde la dirección que no fuera capaz de doblegar en las urnas en su segundo intento al popular Francisco Chirivella, recientemente fallecido. Tampoco le perdonan que apoyara activamente a Francesc Romeu en el congreso del PSPV de septiembre de 2008. La fractura en dos mitades del grupo de cuatro ediles en Bétera y las diferencias con la ejecutiva local -mal vista por Blanquerías- ha llevado a la provincial a pedir la mediación del alcalde de Serra, Javier Arnal, para que logre un acuerdo. De lo contrario actuarán desde Valencia con firmeza, según el ultimátum dado.

El protocolo de actuación de Alarte, Elena Martín y Leire Pajín, que decide finalmente a propuesta de Blanquerías, contempla que la situación excepcional se alargue lo menos posible para que evitar más erosión de la necesaria. En Paterna, por ejemplo, se nombró gestora y asamblea posterior para elegir nueva dirección. En la Pobla de Farnals, se expulsó a todo el grupo por haber apoyado a la tránsfuga del PP, Natividad García, como alcaldesa. Se designó una gestora con muy poca ejecutoria. Otras veces, como en Orpesa, se ha optado por la vía de los expedientes.