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Tres de los cinco argelinos detenidos en Alicante en noviembre de 2005 acusados de colaborar con un grupo salafista y de intentar obtener explosivos para atentar aseguraron que buscaron mercurio rojo pero no para usarlo con el fin de potenciar explosivos sino para "brujería" y para utilizarlo en detectores de metales para encontrar oro. Así lo declararon Soufiane Sadji, Lyes Sihamida y Salim Zerbouti en la primera sesión de la vista celebrada en la Audiencia Nacional, que juzga también a Said Bouchema y Khaled Bakel y para los que la Fiscalía pide penas de entre 7 y 16 años y medio de prisión por delitos de colaboración con organización terrorista, receptación, falsificación de documento oficial y de tenencia de útiles para falsificación.

Los cinco condenaron cualquier forma de terrorismo, "en España y en cualquier parte del mundo" y negaron colaborar con el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), al contrario de lo que sostiene la fiscal Blanca Rodríguez, quien mantiene que los acusados crearon en Alicante, bajo las órdenes de Bouchema, una célula del grupo islámico.

Sadji explicó que nunca había escuchado la sustancia mercurio ro?jo, pero que sí habló "sólo de mercurio" con Zerbouti y con "Mustafá", otro argelino residente en Dinamarca, quien le aseguró que podía encontrarlo en farmacias y hospitales. Añadió que llegó a pedir mercurio en una farmacia, donde le aseguraron que ese elemento no existía.

Mientras, Sihamida señaló que se puso en contacto con "Mustafá" para hablar de mercurio rojo después de que otro argelino, "un chorizo de poca monta" al que conocía de Alicante, le asegurara que esta sustancia "se vendía muy bien" en Argelia porque se utilizaba para colocarlo en detectores de metales para encontrar oro.

También Zerbouti indicó que un desconocido le pidió que realizara una búsqueda en Internet sobre el mercurio rojo, del que sólo sabía que se utiliza para "brujería" y para "estafar".

Bouchema, a quien la fiscal considera el líder del grupo, negó que ordenara a Zerbouti buscar dicha sustancia y aseguró que desconoce "de dónde ha salido" el material que incautó la policía en su domicilio.

Libros salafistas

Según el guardia civil instructor del caso, en su casa se encontró abundante material entre el que se encontraba "textos de calado" y "libros de cabecera" del salafismo y el yihadismo, como un panfleto original editado por el fundador del Grupo Islámico Armado o vídeos en los que se exalta el "martirio" de los terroristas. Explicó que la investigación alrededor de los cinco argelinos comenzó en 2004 cuando un colaborador, El Gordo, les alertó de que Bakel "quería conseguir explosivos".

Sobre la conversación entre éste y El Gordo en la que el primero le indicaba "que tenía 100 kilos de explosivos pero que necesitaban más porque iban a hacer un "trabajo" en El Corte Inglés de Princesa de Madrid", el testigo admitió que el colaborador "nunca dijo" que viera ese material, sino que Bakel sólo había afirmado que lo tenía.

Para obtener los explosivos, El Gordo contactaba con intermediarios identificados como Tito y Emilio, relacionados con el entorno de las canteras de la zona, aunque las desavenencias entre ellos y Bakel acabó en una falta de acuerdo.