Ni la presencia de la Reina y algunas de las mujeres más poderosas del planeta pudo evitar que la bronca que mantiene el PP con el Gobierno empañara el arranque del «V Encuentro Mujeres por un mundo mejor». Si el viernes fue la portavoz del Consell quien afeó al Gobierno que no invitara al presidente Camps a este foro que se celebra en Valencia, ayer fue la alcaldesa Barberá quien se convirtió en protagonista al escenificar de nuevo este conflicto protocolario.

La popular se dirigió expresamente a los medios para denunciar el «desprecio intolerable» cometido hacia el presidente Camps; y también para amenazar con el boicot de las autoridades valencianas al resto de la cumbre que arrancaba ayer; un plante que finalmente se produjo en la cena de anoche pero no a la clausura que hoy protagoniza Zapatero.

Todo comenzó a primera hora de la mañana en la sesión de apertura de la cumbre, el acto más importante que se celebra en Valencia dentro los actos de la Presidencia Española de la UE. La alcaldesa compartía mesa con la reina doña Sofía, la vicepresidenta De la Vega, la vicesecretaria de la ONU, Asha Rose, las presidentas de Liberia y Finlandia, Ellen Johnson y Tarja Halonen, y la fundadora del encuentro, Luisa Diogo. Barberá fue la primera en intervenir, y agradeció el «respaldo de la Casa Real a los grandes acontecimientos que organiza Valencia». Pero acto seguido entró de lleno en la polémica: «Me encarga especialmente el presidente del Consell, el máximo representante de todos los valencianos, que, en su nombre porque no ha sido convocado al acto, les dé la más cordial bienvenida a esta comunidad».

La referencia, que no entendió buena parte del auditorio —unas 500 mujeres, la mayoría de las 50 delegaciones africanas asistentes al encuentro—, despertó algunos abucheos, que la vicepresidenta De la Vega trató de acallar con un gesto de calma. Justo como ocurrió en la mascletà de Fallas, cuando Barberá silenció los gritos contra De la Vega desde el balcón del ayuntamiento, pero al revés. En el PP señalaron a las socialistas presentes como las autoras de las protestas.

Pero la cosa no quedó ahí. La vicepresidenta, al levantarse para tomar la palabra, no se esforzó en disimular el enfado con la alcaldesa: saludó cariñosamente a todas las compañeras de mesa menos a Barberá, a quien ni miró. Ya en su intervención, De la Vega dio la bienvenida a las asistentes: «Es un honor recibiros en mi tierra, en Valencia, creo que hablo en nombre de todos los españoles, de todos los valencianos y valencianas para deciros, de todo corazón, gracias». Barberá negaba con la cabeza mientras De la Vega decía hablar «en nombre de los valencianos».

Lejos de enfriarse al asunto con el pique en la sesión de apertura, Barberá volvió a la carga una vez la Reina había abandonado la Feria. En la puerta del pabellón, con todos los medios convocados, la alcaldesa proclamó el «desprecio» a Camps y censuró que Moncloa se haya escudado en que se trata de un acto de mujeres para excluir a Camps, cuando hoy será Zapatero quien clausure el acto; «y es varón», aclaró. Desde Vicepresidencia insistieron en que «las instituciones valencianas están representadas al más alto nivel».

Además, Barberá acusó al Gobierno de «patrimonializar ideológicamente» el acto de la UE. Porque, además de a Camps, tampoco se ha invitado a las conselleras ni a las concejales, dijo. Mientras que sí estaba Alborch, «que han dicho que era senadora, pero la teniente de alcalde [Marta Torrado] es diputada y no está invitada».

«Prevaricación» en El Cabanyal

La bronca de la alcaldesa con el Gobierno se extendió a otros ministerios. Barberá aprovechó la visita de la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, para, según dijo, espetarle que «no sabía ni lo que había hecho», en referencia a la paralización del plan del Cabanyal. Igualmente, le invitó a visitar el barrio y le informó de que el ayuntamiento estudia actuaciones legales por «la posible prevaricación» debido a la «ocultación de un informe» favorable al plan municipal.

El PP pide que se «desempadrone» a De la Vega de Beneixida

­El PP preparó ayer un recibimiento poco amistoso a la vicepresidenta De la Vega, organizadora del V encuentro de «Mujeres por un mundo mejor» en Valencia. Según informó el partido, tres senadores del PP por Valencia han presentado ante la Delegación del Gobierno y la Generalitat sendos escritos donde solicitan el restablecimiento de la «legalidad vulnerada» en el empadronamiento en Beneixida de la vicepresidenta. Explicaron que «ante el silencio de la alcaldesa» de Beneixida, la socialista Eva Roig, a su requerimiento del pasado mes de diciembre y la decisión del pleno de negarse a desempadronar a De la Vega, han decidido trasladar este asunto a la Delegación del Gobierno y a la Generalitat. Los senadores, en su escrito, apuntan «seis irregularidades» referentes al empadronamiento.

Por otro lado, desde el PP, el secretario general, Antonio Clemente, afirmó que el «desprecio» al presidente Camps no se hubiera producido en Cataluña, donde gobierna el socialista José Montilla.

Precisamente, el protagonista indirecto de la polémica, el presidente Francisco Camps, apareció ayer por sopresa en un acto del partido en Moncada. El jefe del Consell no se refirió expresamente a su ausencia del acto de Feria Valencia, pero sí criticó, en línea con el discurso de los últimos tiempos, que el Gobierno «no cuenta con la Comunitat» porque «sus dirigentes creen en España».