Son muchas las búsquedas de hijos adoptivos y madres biológicas que se han resuelto -más de un centenar-, aunque no en todos los reencuentros ha triunfado el deseo y el anhelo por conocer al otro.

"Tenemos casos de hijos que finalmente y tras arduas investigaciones hablaron con la madre, pero se negaron a tener un cara a cara con ella". Enrique J. Vila recuerda el de una mujer que fue violada por un profesor de gimnasio. Presionada, consintió en desprenderse del bebé.

Treinta años más tarde, la mujer emprendió la búsqueda que la había tenido en vilo toda la vida.

"En seis meses le encontró pero el hijo no quiso verla porque sus padres adoptivos estaban muy mayores y quería cuidarlos primero", refiere el abogado que indica que jurídicamente la madre no tiene derecho a saber de su hijo. En esta historia además, los dos coincidieron en la misma universidad. Ella, que era muy joven cuando dio a luz, estudiaba Magisterio, y el hijo, Derecho. Su encuentro ha quedado en suspenso en el devenir de la vida.

"Muchas veces los hijos adoptados esperan que los padres adoptivos hayan fallecido para reiniciar un encuentro con la madre biológica", detalla Vila que recuerda otro caso estremecedor: el de un niño que nació de los abusos sexuales que su abuelo infligió a su madre biológica desde los 12 a los 16 años. La familia obligó a la adolescente a entregar al bebé que, como el propio autor del libro, nació en la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia en 1964.