¿Tú crees que Esperanza Aguirre va a cumplir la promesa que ha hecho?", le pregunta Angelita Cuesta, que en junio cumplirá 91 años, a Matías Alonso, coordinador del Grupo por la Memoria. Mientras, firma una petición dirigida a la presidenta de la Comunidad de Madrid para que le ayude a averiguar el paradero de su padre, Alfonso Cuesta, del que no sabe nada desde que fue fusilado el 15 de noviembre de 1939 en la capital de España.

Y es que esta antigua enfermera de La Fe se sigue considerando madrileña, ciudad de la que fue desterrada su familia en los años 40 del pasado siglo "porque éramos rojos". Por eso, junto al grupo de la Fundació Societat i Progrés, no ha tardado ni dos días en coger la mano tendida a las víctimas del franquismo por Aguirre, que el miércoles prometió ayudar a los familiares de desaparecidos.

Angelita es la mayor de los cuatro hijos que tuvo el matrimonio formado por el madrileño Alfonso Cuesta y la asturiana Lucinda Rodríguez, que regentaban un concesionario de venta de automóviles y motos de importación Dion-bouton en el Paseo de Recoletos. Ella y su hermano Alfonso, con el que se lleva 16 meses, habían nacido en el pueblo natal de su madre, Sama de Langreo, mientras que Carmen, con la que se lleva cuatro años, y el pequeño Miguel, que tenía ocho cuando acabó la Guerra Civil, nacieron ya en Madrid.

"Caza de rojos"

La victoria franquista desató una "caza de rojos" en Madrid. Un vecino falangista de la finca en la que vivían, en el número 79 de la calle Jorge Juan, se presentó con una pistola para llevarse detenido a su padre, que durante la guerra gestionaba un parque de automóviles del Gobierno de la República, "y como no estaba, se llevó a mi hermana Carmen, de 16 años, encañonándola hasta la comisaria que estaba en el número 5 de nuestra calle".

Su padre, al enterarse, estuvo buscando a Carmen por varios centros de detención, "hasta que la encontró en la comisaria de la calle Goya y consiguió que la soltaran, pero él fue detenido y ya no volvió a salir a la calle". Su hermano Alfonso, piloto de un "Mosca" republicano también fue encarcelado.

Poco después, el 14 de mayo, la víspera de San Isidro, les llegaría el turno a Angelita y Carmen, que militaba en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Ambas fueron detenidas en la operación que desmanteló a esta organización juvenil comunista y que acabó con 56 muchachos, 43 chicos y 13 chicas, ante el paredón del cementerio del Este el 5 de agosto de 1939. El fusilamiento de las jóvenes, siete de ellas menores de edad -que entonces era de 21 años-, ha pasado a la historia como el de las "Las 13 rosas", uno de los episodios más crueles de la represión franquista.

"A las tres de la mañana comenzaron a aporrear la puerta y a gritar. Eran policías que venía a detenernos. Nos obligaron a mi hermana y a mí a vestirnos ante ellos", revive asustada. Angelita, que desde antes de la guerra era enfermera del Hospital del Niño Jesús, no sabía nada de las JSU. "Me interrogaban sobre personas que yo no conocía, porque siempre estaba en el hospital".

En realidad fueron 14

Angelita pasó ocho días en la comisaría encerrada en un calabozo junto a su hermana y "Las 13 rosas", que en realidad fueron 14, pues Antonia Torres se libró de ser ejecutada el 5 de agosto al figurar en el expediente como Antonio. Tras corregir la errata, fue fusilada en el mismo lugar en febrero de 1940.

Recuerda los continuos interrogatorios, cada cuarto de hora para que no descansaran, las torturas y "los gritos desesperados de los chicos cuando los apaleaban por la noche". "Los policías, cuando nos llevaban al aseo nos obligaban a fijar la vista al frente para que no viéramos a los chicos en las celdas, pero era imposible no verlos: estaban todos ensangrentados". Cuenta que a su hermana, "para asustarla, se la llevaron a las tapias del cementerio, donde simularon su fusilamiento".

A Angelita la soltaron, pero Carmen fue encarcelada y condenada a 12 años y un día. Se encontró con toda su familia, menos su hermano pequeño y su abuelo, en la cárcel. "A mi padre lo fusilaron junto a otros 17 presos. No lo supe hasta 8 días después. Cuando fuí al cementerio de la Almudena me enseñaron la fosa donde estaba enterrado, pero al volver poco después la habían vaciado", relata entre lágrimas.

Ahora, en la carta que ayer le envió a Aguirre, le pide ayuda para saber dónde se llevaron los restos de su padre "con el fin de depositar allí, aunque sea el último acto de mi vida, un ramo de claveles rojos", como los que coloca cada día junto a su retrato. Lo que que quedaba de su familia se vio obligada a empezar de la nada en Valencia. Lo perdieron todo y a ella le quitaron hasta el título de enfermera, por lo que tuvo que hacer todo tipo de trabajos para costearse de nuevo los estudios.

"Me estremezco cada vez que veo la película"

La 1 estrena esta noche en televisión (22.35 h.), la película "Las 13 rosas" de Emilio Martínez-Lázaro. Este largometraje, que ganó cuatro premios Goya, está inspirado en el libro "Trece rosas rojas" de Carlos Fonseca, en el que se reconstruye la historia de las fusiladas a partir de las cartas que ellas mismas escribieron desde la cárcel y de testimonios de sus compañeras de prisión, como Carmen Cuesta, a quienes "Las 13 rosas" llamaban "La peque", porque ser la más joven del grupo. Angelita, que ya ha visto dos veces la película, dice no se la perderá aunque ya sabe que las lágrimas se lo pondrán difícil. "Me estremezco toda cada vez que la veo, porque nosotras lo vivimos", añade. r. m. valencia