El fin de la Guerra de Sucesión por el trono de España -vinculado históricamente a la Batalla de Almansa celebrada hace poco más de 303 años- significó para los valencianos la perdida de la potestad de expresarse en su idioma y de que en ayuntamientos, parroquias y otros organismos entonces oficiales se usasen documentos escritos en la lengua vernácula.

Tres siglos más tarde, con la Llei d'Ús i Ensenyament del Valencià aprobada (1983) 71 consistorios de los 542 existentes en las comarcas valencianas luchan en sus oficinas de promoción del valenciano con desigual éxito. La mayoría de ellos se concentran en la demarcación de Valencia donde 41 localidades tienen Oficina de Normalització Lingüística (nombre inicial que tuvieron los departamentos), 18 en Alicante y 12 en Castelló, además de 3 mancomunidades (la Ribera Alta, la Safor y la Vall d'Albaida) y la Federación Valenciana de Municipios y Provincias. Es en la Diputación de Valencia donde las labores de normalización y coordinación de las entidades municipales mejor funciona.

El panorama dibujado esboza una realidad distinta en cada ayuntamiento con OPV (Oficina de Promoció del Valencià). La aprobación de los reglamentos de uso del valenciano en los consistorios ha acabado, mayormente, en el baúl de los recuerdos, o al llegar al pleno para su aprobación se ha rechazado. Por otra parte, los ayuntamientos más valientes respecto a la aplicación del requisito lingüístico para el ingreso a los puestos de trabajo, han sufrido los recursos judiciales formulados por sindicatos, colegios oficiales, la administración del Estado y partidos políticos de derechas (Ontinyent, Dénia, Xixona y Vinaròs, por citar algunos ejemplos).

Los técnicos de normalización lingüística municipales se encuentran con recursos mínimos para hacer frente a campañas de sensibilización, además de que en numerosas ocasiones no encuentran el respaldo político suficiente.

Trabajo en solitario

Josep Andrés -de la OPV de Dénia- relató las dificultades que tienen las oficinas para coordinarse y puso como ejemplo de funcionamiento la red de oficinas Tourist Info que están unidas en la conselleria de Turismo. "Existe una red oficiosa, que no oficial que permite abaratar costes en determinadas campañas" señaló Andrés. "Se trata más bien de un trabajo personal de los técnicos, una labor que se realiza muchas veces en solitario" apuntó. A principios de los noventa consistorios pioneros como Sagunt iniciaron sus labores de normalización lingüística en las dependencias municipales, aunque lo que realmente se contrató en principio fueron traductores del castellano al valenciano para las actas de los plenos y para redactar los documentos oficiales.

Esa es, precisamente, una de las quejas de muchos de los técnicos de promoción del valenciano ya que su puesto no se puede reducir a la traducción ya que los funcionarios deberían de ser competentes en las dos lenguas para servir a los ciudadanos sin discriminaciones. Generalmente el servicio público de la oficina de promoción del valenciano traduce y revisa textos, atiende consultas lingüísticas, asesora a las empresas y comercios sobre cartelería, rotulación, denominación de productos, ayudas de la conselleria al uso de la lengua. También informa sobre los exámenes de la Junta Qualificadora de Coneixements del Valencià, realiza campañas de difusión del valenciano y ofrece asesoramiento sobre aspectos jurídicos y administrativos en el marco de los derechos lingüísticos.

Benet Burriel es el técnico del Ayuntamiento de Alaquàs, municipio donde la oficina existe como tal desde el año 1997. Burriel cree que los departamentos de promoción lingüística "no son capaces de rentabilizar el uso de la lengua". "Mi visión es muy personal" -argumentó- "somos una herramienta muy válida para conectar la administración con el usuario, pero el valenciano es una cuestión que por muchísimas razones no interesa, es un tema incómodo para los políticos y pasan sobre él de puntillas. Estamos limitados por los medios de que disponemos y por las clases dirigentes".

"La colaboración con la conselleria y la AVL es un motivo de esperanza"

Òscar Pérez, técnico del Ayuntamiento de Sagunt, lamentó que las oficinas "estén a espensas de como soplen los equipos de gobierno". Pese a todo se mostró positivo con el protocolo de colaboración firmado en 2009 entre la conselleria de Cultura, la Acadèmia Valenciana de la Llengua y la mayoría de las OPV. El viernes el Consell rubricaba el protocolo con Benissa, Xixona, Paterna y Betxí. Los acuerdos de cooperación suponen la necesidad de definir de manera efectiva la red de oficinas que establece las relaciones de intercambios entre las instituciones firmantes. A la conselleria de Cultura le corresponde el diseño y la aplicación de un programa de formación, información y asesoramiento de los técnicos. Así como "el fomento para la creación de nuevas oficinas de promoción del valenciano, y especialmente en poblaciones de más de 5.000 habitantes y en las mancomunidades o entidades supramunicipales existentes". A la AVL le compete "la convocatoria anual de ayudas económicas destinadas a las entidades firmantes así como la participación en el diseño del perfil profesional y laboral técnico de las oficinas".