Jugar a la guerra no es nada nuevo. Han jugado los niños en las calles, imitando una pistola con el dedo índice y el pulgar y diciendo "pum". También se juega en videojuegos cada vez más realistas y sangrientos. Y se ha imitado en miles de películas, donde la guerra puede aparecer como algo épico o como algo asqueroso. Pero ahora hay algo nuevo -al menos, más nuevo en España que los juegos de calle, los de consola o los de pantalla de cine- que mezcla todas estas cosas para solaz y divertimento de hombres, y alguna mujer, que hace tiempo dejaron de ser niños.

Se trata del "airsoft", una "simulación de guerra" inventada en Japón a finales de los 70, en la que los participantes se visten de soldados con un realismo increíble, usan armas simuladas que imitan perfectamente a las de verdad pero que disparan bolitas biodegradables, e inventan misiones bélicas con objetivos en las que la estrategia resulta fundamental. El jugador de "airsoft" corre, salta, se arrastra por el suelo, se camufla entre matorrales, pasa hambre, duerme poco e incluso siente la tensión del que está en el punto de mira del enemigo. Lo bueno es que en esta guerra de mentira, nadie muere de verdad.

Helicópteros sobre el terreno

Una de estas batallas se celebrará los próximos 14, 15 y 16 de mayo en 107 hectáreas de terreno casi desértico, pero con un pequeño bosque y un río, de la localidad alicantina de El Campello. No es una elección casual. Los organizadores del evento pretenden reproducir con la máxima fidelidad posible el escenario bélico de un Afganistán donde las tropas aliadas se enfrentan a los talibanes. Incluso el terreno elegido para la "batalla" tiene forma parecida al territorio afgano, y será sobrevolado por un helicóptero para que el jugador se haga una idea del "infierno" en el que se está metiendo. No faltará tampoco un "fuerte" para el ejército norteamericano y una plantación de opio. Por su puesto, también falsa.

"No somos gente violenta, y creo hablar en nombre de todos los jugadores cuando digo que somos personas que buscan el aspecto romántico de las contiendas -asegura uno de los organizadores del "A-Stan Weekend" de El Campello en su foro de internet-. Se trata de la aventura del hombre, cazador por naturaleza, luchador por herencia genética, de poner a prueba nuestros instintos, nuestra habilidad como seres dotados de músculos coordinados por una inteligencia que nos dio la voluntad y el genio de crear, destruir y volver a crear civilizaciones una y otra vez".

"El ambiente es fundamental en este juego. Si no te metes en el papel, no vas a disfrutar. Pero una vez lo hayas hecho, se te pone la piel de gallina". Lo cuenta uno de los 200 "soldados" que participará en la batalla. Quico, empresario de la Pobla de Vallbona, forma parte de PHGP ("Play Hard, Go Pro" o, en castellano, "Juega Duro, Se Profesional") uno del medio centenar de equipos de airsoft que hay en la Comunitat Valenciana. Se podría decir que Quico y sus "hermanos de sangre" (o de moradura, consecuencia habitual de los proyectiles que se emplean en este juego) son auténticos "veteranos de guerra". Desde hace unos dos años ha participado en un buen puñado de contiendas ficticias en cotos de caza, fábricas vacías o urbanizaciones abandonadas de Valencia, e incluso ha viajado a otras provincias como Girona, Teruel o Segovia para enfrentarse a nazis, talibanes, charlis y demás enemigos habituales.

"En el de Segovia eramos un centenar de jugadores. Empezó un sábado a primera hora de la mañana y teníamos la misión de localizar a un grupo de SEAL (soldados de operaciones especiales de la Armada norteamericana) rodeados por talibanes y sacarlos de allí. En todo el fin de semana dormí tres horas y cuando volví a casa apenas podía dormir por toda la tensión".

Quico salió vivo de aquella aventura, y ahora se mete en el infierno afgano de El Campello. "Al final da igual quien gane. Suele haber un guión y unas misiones, pero pocas veces se acaban cumpliendo. En la guerra de verdad tampoco se cumplen los guiones".