Hace más de 300 años un ejército de carteros empezó a recorrer cada día las calles españolas para distribuir el correo. Los repartidores de hoy siguen haciendo lo mismo a pie o en moto, pero las sacas van cada vez más vacías (la correspondencia nacional cayó un 9,6% en 2009) y un temor domina su horizonte: el apagón postal. Así denominan los sindicatos de Correos al peligro que corre la empresa pública con la próxima liberalización del sector postal. La ley que permitirá el pleno acceso de los operadores privados a los últimos reductos del monopolio entrará en vigor el 1 de enero, por trasposición de una directiva europea, y se suma a los otros grandes enemigos de Correos y Telégrafos: la expansión del correo electrónico para la comunicación personal y comercial, y el crecimiento de la mensajería urgente.

En medio de esta encrucijada, el ministro José Blanco ha intentado lanzar un mensaje de tranquilidad esta semana en Valencia: Correos ejercerá como operador designado por el Gobierno para la prestación del servicio postal universal durante al menos 15 años más. Pero a los sindicatos no les basta. Quieren un futuro viable para Correos y así lo han reclamado esta semana con un multitudinaria manifestación en el cap i casal.

Pancartas y eslóganes aparte, sus dirigentes trasladan una visión de futuro que va más allá de la saca tradicional. "Ya no somos carteros de Neruda -resume el secretario general de CC OO en Correos, Regino Martín-. Y hemos de conectar con las nuevas tecnologías y la sociedad actual". Eso pasa, dice, por potenciar todos aquellos servicios paralelos al postal que se adapten a las necesidades de los ciudadanos.

Los concreta el líder nacional del CSIF, Manuel Gómez: "En las certificaciones electrónicas, Correos debería ser quien entregara esta especie de DNI digital para realizar los pagos. En las compras por internet, no sólo deberíamos recepcionar el pedido, sino gestionar la propia venta del producto, el empaquetado y su envío. También hay que incrementar las acciones de comunicación masiva de las empresas, facilitando los mismos datos de los clientes, o incluso elaborar las multas de tráfico. Y cómo no, incrementar los servicios bancarios y tener un potente banco postal como lo tuvimos en su día y como aún lo tiene Francia con La Poste. En definitiva: hay que ser más agresivos, porque explotar sólo los servicios postales nos lleva a morir", subraya Manuel Gómez.

Una modernización aparente

La verdad es que el esqueleto de este Correos del futuro ya existe. Tres sartenes y un libro de recetas de Karlos Arguiñano regala La Cuenta del Millón de Bancorreos, una marca financiera nacida en 2006 del acuerdo entre la sociedad estatal y Deutsche Bank. Es el banco de Correos. La empresa también cuenta con una filial que oferta la comunicación masiva de empresas -Correo Híbrido-, una compañía que gestiona las redes de telecomunicación -Correos Telecom-, una filial de transporte urgente de documentos y paquetería -Chronoexprés- e incluso la Oficina Postal Virtual que desde www.correos.es atiende las 24 horas.

Además, acudir a una estafeta actual traslada la sensación de que Correos ya no es lo que era. En el mostrador hay mercadotecnia a la venta (bolis, buzones metálicosÉ); también funcionan locutorios pensados para inmigrantes; con algo de suerte se ven a estudiantes Erasmus enviándose un paquete lleno de ropa a su domicilio extranjero para ahorrarse el transporte aéreo; es posible la recarga de móviles; y también funciona el envío de dinero instantáneo por transferencia electrónica vía Western Union.

Todo eso existe. Es más: hay voluntad oficial de explotarlo. Durante su ponencia en la cumbre de Valencia, el presidente de Correos, Sixto Heredia, destacó que "el sector postal debe mirar al futuro e intentar anticiparse a él" si pretende no descolgarse de la sociedad. En este sentido, remarcó, "la clave para garantizar su continuidad en los próximos años será la velocidad a la que seamos capaces de evolucionar de una infraestructura física (la postal) a una plataforma multiservicio, integrando distintos canales de comunicación, remodelando procesos, y diseñando productos y servicios que exceden el ámbito postal".

Sobre el papel, todo muy atractivo. Pero la realidad no es tan sufrida y muestra que, en 2009, el 92% de los ingresos de Correos procedieron del tráfico postal. Casi, casi, como hace 300 años.

Falta de financiación

Este anquilosamiento en el negocio de la empresa estatal que denuncian los sindicatos tiene, además, una coda preocupante: el recorte de la financiación estatal. "El Gobierno ha recortado en más de un 43% la financiación de Correos -destaca el líder postal de CC OO-. Aunque el propio Ejecutivo reconoce que el coste neto del Servicio Postal Universal en 2008 fue de 242 millones, sólo destina 75 millones para 2010", casi 20 millones menos que en 2007. Según Regino Martín, las consecuencias han sido evidentes: una reducción de la contratación de más de 5.000 trabajadores en el último año, según CC OO, y un déficit de 64 millones que este año podría alcanzar los 151 millones de euros, alerta el CSIF.

Esto son los números grandes. Pero en la calle se palpan las pequeñas cifras, las que más afectan a la población. Por ejemplo, en Sedaví. Atrás quedó el dicho de Alfafar i Benetússer, Lloc Nou i Sedaví, es van ajuntar els quatre pobles per matar un ratolí. Hoy, estas cuatro localidades superan los 45.000 habitantes. Pero la estafeta de Alfafar-Benetússer (que engloba a Sedaví) anda corta de personal. Sólo son 18 trabajadores. Y Amparo Vicedo, que reparte la correspondencia del Barrio 10, no da más de sí. "Para hacer el barrio completo tardo una semana. Así que, salvo lo urgente o certificado, la correspondencia sólo llega una vez por semana a cada casa. Y hasta la semana siguiente, nada", explica Amparo. Que el cartero siempre llama dos veces suena a chino en Sedaví.

Este pueblo de l'Horta es sólo un ejemplo. Los sindicatos denuncian que la situación financiera de Correos ha obligado a la empresa a repartir con menos regularidad, reducir carteros y habilitar "buzones concentrados" en algunas partes. Es decir, el cartero deja toda la correspondencia en el ayuntamiento o un bar en vez de pasar casa por casa. Dichas mermas, afirma Regino Martín, "están afectando básicamente al ámbito rural y sus redes de reparto".

Estos síntomas de preocupación cuajan en una reivindicación que verbaliza Daniel López, dirigente nacional del Sindicato Libre. "Cuando quedan ocho meses para la liberalización, Correos es deficitaria, todavía no se ha regulado la nueva ley postal ni se ha concretado la financiación, y no estamos con posibilidades para competir con los operadores privados. En la mayoría de países europeos ya tienen el nuevo marco regulado y su correo público potenciado. Pero nosotros no [la ley está en elaboración]. Por ello, es necesario que el Gobierno promueva una moratoria de la directiva postal europea y que ésta no entre en vigor en 2011", señala el sindicalista. Porque, según dice, sería poner a Correos a los pies de los caballos privados.

La rivalidad privada: Unipost

La libre competencia de 2011 no será un cambio brusco para España, uno de los países europeos con el servicio postal más liberalizado. El tráfico de cartas empresariales de hasta 50 gramos y de paquetes de hasta 10 kilos en el correo local ya está abierto a los operadores privados. El mayor de ellos, con más de 600 millones de envíos empresariales al año, es Unipost. Pero ahora, además, la liberalización abrirá la competencia a los envíos transprovinciales y el correo internacional de salida.

Ahora, mientras se elabora en los despachos el nuevo marco regulador postal, el futuro de Correos es una incógnita y ello preocupa a Manuel Camacho. Él tiene 57 años y lleva 37 en la casa. De sus 20 años de reparto por las calles de Barcelona recuerda una diferencia que todavía les separa del correo electrónico y los mensajeros urgentes. "Los carteros -dice Manuel- hemos sido más que carteros. Hemos sido amigos y uno más de la familia al que la gente saludaba por la calle". Pero de la nostalgia no se vive. Salvo un envío comercial realizado esta semana para ganarse un descuento de Nespresso, él mismo -que va cada día a la estafeta- ni siquiera recuerda la última vez que mandó una carta. ¿Y usted, lo recuerda? Quizá por eso el futuro de Correos está cada día más alejado de la saca y el buzón.

Valencia, la segunda con mejores resultados

La actividad postal en España se redujo un 9,6% el año pasado con respecto a 2008. En total, y según la información a la que ha tenido acceso este diario en unos datos no hechos públicos todavía por la empresa estatal, Correos admitió en 2009 4.631 millones de envíos postales. Todas las zonas geográficas salvó la número 11 (Sevilla, Cádiz, Córdoba, Huelva y Ceuta) redujeron su actividad. Pero la zona 6, que engloba a la Comunitat Valenciana y Murcia, fue la que menos cayó con respecto al año anterior. Concretamente en la autonomía valenciana, se admitieron un total de 437,3 millones de envíos postales: 335 en la provincia de Valencia, 87 en Alicante y 15 en Castelló.

La empresa pública atribuye estos buenos resultados a las "fuertes acciones comerciales impulsadas en la Comunitat Valenciana", así como a las mejoras tecnológicas en las operaciones y los procesos. Entre ellos, que cada cartero de Valencia tenga una PDA para automatizar tareas y procesos que antes se realizaban de forma manual.