La recogida de ropa se ha convertido en un negocio. Las ONG y empresas privadas están llenando las calles de contenedores de reciclaje de ropa al constatar que que ofrece grandes beneficios. Algunas empresas no solicitan ni permiso para instalar su contenedor y no está muy claro quién está detrás de ellas. Los ayuntamientos empiezan asumir que es un servicio que aligera los depósitos de basura y comienzan a recibir contrapartidas. Muchas personas buscan estos días los contenedores de ropa para deshacerse de sus viejas prendas de abrigo ahora que llega el calor, lo que desconocen es que algunos se benefician.

En la Comunitat Valenciana están implantadas tres empresas privadas de recogida de ropa que compiten con varias ONG como Cáritas, la Fundación Humana o Casa Grande. La mayoría solicita permiso a los ayuntamientos para colocar el contenedor en la calle, pero otras los instalan sin ningún tipo de autorización ni control. Casi todos funcionan igual y acaban transformando la ropa en dinero.

Cáritas tiene repartidos en la Diócesis de Valencia ciento treinta receptáculos. La ONG vinculada a la Iglesia utiliza la recogida para mantener un programa de inserción laboral, al igual que La Casa Grande. La mayoría de las prendas que recibe Cáritas acaba en tiendas de la Fundación José María Haro -que se llama Arropa- donde las venden a un precio de entre dos y cuatro euros. Las tiendas funcionan con voluntarios. Las tiendas Arropa de Valencia atendieron en 2009 a 28.977 clientes y vendieron 54.819 prendas.

La empresa de gestión de ropa de la Fundación José María Haro da trabajo a cuarenta empleados en Valencia. Diez de ellos son personas que tenían dificultades por su perfil para encontrar empleo. Un portavoz de Cáritas explicó que todos sus receptáculos tienen autorización municipal, pero "han comenzado a aparecer por toda la ciudad de Valencia contenedores que carecen de permiso y no sabemos de quién son".

El responsable de una de las empresas del sector privado reconoció que el tratamiento de la ropa desechada "es un negocio. Da igual que lo realice una ONG que una entidad privada. Nosotros también generamos cuarenta puestos de trabajo. Es algo totalmente lícito". En la Comunitat Valenciana ya hay en la calle más de un millar de contenedores de recogida de ropa de empresas privadas. El número crece día a día.

Reutilizables el 40%

Las empresas suelen llegar a acuerdos con los ayuntamientos para instalar los contenedores a cambio de dar un porcentaje de las ganancias a una ONG. Los contenedores recogen cada semana una media de cien kilos de ropa usada. El cuarenta por ciento de las prendas es reutilizable. El resto se recicla transformándola en trapos o otros derivados textiles. Nadie revela cuánto obtiene por cada tonelada de ropa.

La Fundación Humana, que gestiona programas de ayuda a países en vías de desarrollo, dispone de más de cuatrocientos contenedores en la Comunitat Valenciana. La fundación recogió el año pasado en Valencia más de 1.400 toneladas de prendas. Un portavoz de Humana reconoció que toda la ropa la venden. "Cuando empezamos a trabajar sí enviábamos la ropa directamente, pero después nos dimos cuenta de que era más útil transformarla en dinero. Todo lo que conseguimos lo invertimos en programas de educación o sanitarios", precisó.