Fernando Millán fue teniente de alcalde de Valencia con el PSPV y luego, liderando el Partido Republicano Autonomista, ha peregrinado por la Coalición Valenciana de García Sentandreu y el Partido Social Demócrata de inspiración blasquista. Un buen viraje. Ahora, como llanero solitario, se muestra más dispuesto que nunca a reflexionar sobre el futuro del pueblo valenciano como entidad política diferenciada. De ello trata La forja de la identidad valenciana, el libro que ayer presentó en la sede de Lo Rat Penat.

La obra parte de un victimismo histórico: "Todos los grandes imperios del mundo han intentado hacer desaparecer la valencianidad en el contexto de estructuras políticas y culturales más amplias: los cartagineses, los romanos, los visigodos, los árabes, los aragoneses, los austriacos, los franceses, los castellanos y los catalanes. Pero siempre -remarca Millán- han topado con un pueblo que ha luchado por la autonomía de su territorio".

El pueblo ibero de Sagunt contra Cartago; Edeta (Llíria) frente a la Roma de Pompeyo; la Balansyya independiente de Muhamad ibn Mardanix contra el islam unitarista de los Almohades; el Reino de Valencia de Jaume I ante las pretensiones expansionistas de Aragón; las Germanías valencianas del siglo XVI frente al imperialismo de Carlos V; la revuelta maulet contra el españolismo castellano de Felipe V; el federalismo republicano de la Valencia del XIX que se enfrenta al unificador General Prim; la capitalidad de la II República, el malogrado Estatuto de Autonomía Valenciano y la resistencia militar del frente de Segorbe ante las tropas franquistas de la "España: Una, Grande y Libre"; el "doble ataque de la Transición venido desde la España unitaria y la integración en los Països Catalans"É

Son 23 siglos de resistencia nacional valenciana que Millán desgrana a lo largo de 400 páginas. Pero tan controvertido como este libro que desmonta los tópicos valencianófilos del Cid o el Palleter, es escuchar las tesis de su autor. Millán, partidario de construir una entidad política que no mire ni a Madrid ni a Barcelona, achaca las flaquezas del proyecto valencianista al poco compromiso de "la burguesía y las clases medias" de la Comunitat Valenciana. Ése es el centro de sus afilados dardos. "Es verdad que Felipe V fue el responsable de la pérdida de nuestros fueros, pero no es menos cierto que cuando el rey estaba dispuesto a devolvérnoslos, la aristocracia valenciana fue la que dijo que no hacía falta porque ya se habían acostumbrado a las leyes castellanas", asegura.

Ni a Madrid ni a Barcelona

Eso ocurrió en el siglo XVIII, dice Millán. Hoy, añade, "la gran tragedia del valencianismo es que la burguesía y las clases medias no han asumido la lucha por la autonomía política. Por eso estamos lejos de que la Comunitat Valenciana se convierta en una entidad política plenamente diferenciada de las demás", afirma. Y la clave, insiste, está en el desapego de las clases medias. "La burguesía catalana y la vasca se han implicado en CiU y el PNV. ¿Cuánto está dispuesto a dar la burguesía valenciana por la autonomía de nuestro territorio? Nada. Por eso manda el PP. Por eso se mira tanto a Madrid y al Estado. Y por eso, como reacción, la intelectualidad de izquierdas ha tendido a inclinarse a los Països Catalans. Yo estoy en contra de ambos modelos: hay que luchar por la personalidad política propia valenciana", concluye el también autor de La batalla de Valencia.

Ahora, admite Millán, el proyecto valencianista pasa por horas bajas. "La influencia del franquismo aquí fue más grave que en cualquier otro sitio. Toda la progresión experimentada desde 1868 se derrumbó y retrocedimos hasta el siglo XVIII". Y en ello estamos, dice Fernando Millán: intentando rearmar uno de los motores que, en su opinión, han forjado la identidad valenciana: la lucha por la autonomía territorial.