La Unión Europea admitió ayer en Valencia "la gravedad" de la plaga del picudo rojo. Expertos de todo el continente constataron también el fracaso de las políticas emprendidas hasta ahora para combatir esta enfermedad que está arrasando las palmeras de España, Francia, Italia y ahora también Portugal.

Expertos de Chipre, Eslovenia, Francia, Grecia, Italia, Malta, Portugal y España han intercambiado experiencias en Valencia sobre las mejores prácticas para combatir este organismo.

La iniciativa de celebrar este encuentro partió del Comité Fitosanitario permanente de la Unión Europea, alarmado por la capacidad del picudo para infectar plantas y extenderse y por la ineficacia y elevado coste de las estrategias desarrolladas hasta ahora.

A última hora de ayer, el Ministerio de Medio Ambiente anunciaba un documento de conclusiones sobre la "nueva estrategia" para "la erradicación y el control del picudo rojo de las palmeras". Sin embargo, el documento no incluye actuaciones concretas y se remite a la adopción de la nueva estrategia que incluirá la modificación de la legislación comunitaria.

Los expertos pusieron en común los últimos avances científicos en la lucha contra el picudo rojo, entre los que se encuentran algunos surgidos en la Comunitat Valenciana.

No obstante, la conferencia sirvió para el reconocimiento implícito del fracaso que han supuesto las políticas seguidas hasta ahora. "El objetivo-decían las conclusiones- debe seguir siendo la erradicación de la plaga, si bien en determinadas zonas los primeros esfuerzos deben centrarse en contener esta plaga para después abordar la erradicación".

En este sentido se propone implicar a los particulares, potenciar los controles de importación de palmeras, fomentar la investigación e "intensificar" la colaboración entre administraciones.

La conferencia estaba convocada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, junto con la Comisión Europea, y en el marco de la Presidencia Española de la UE.

La plaga del picudo rojo es originaria del sureste asiático y apareció por vez primera en Europa en 1994, en Almuñecar, donde quedó confinada hasta 2005. A partir de es fecha su expansión ha sido imparable y provocado miles de millones en pérdidas, además de la desaparición de miles de ejemplares de palmeras. Su expansión amenaza incluso al Palmeral de Elche, Patrimonio de la Humanidad, y a la palmeras de todas las ciudades valencianas.