Una de las máximas utilizadas por el movimiento slow food la rubricó Ghandi: "En la vida hay algo más importante que incrementar la velocidad". El viaje de las ovejas a través de los campos, montes y por las veredas reales es otro ejemplo para entender el fenómeno. La lentitud de recorrer los paisajes, al ritmo y con la cercanía de los animales libres, comiendo de los matorrales hasta alojarse en los prados verdes del incipiente verano, sierra adentro. Los desayunos con leche recién ordeñada y el estudio de las plantas que se encuentran en el camino. Una experiencia de la que se extrae una manera de entender que estamos de paso y que hay que disfrutar de lo que tenemos y aprender a conservarlo.

Estos son algunos de los ingredientes antropológicos que reclama el movimiento "Slow Food València" y la ONG Cerai (Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional) mediante esta trashumancia en la que participan diez personas y 800 ovejas.

El pasado viernes partieron desde la localidad de Petrés (el Camp de Morvedre) rumbo a la sierra de Albarracín, en Orihuela de Tremedal (Teruel). Diez días de convivencia en plena naturaleza guiados por un pastor y con el apoyo logístico de una furgoneta y de cuantas personas se encuentren en el camino.

"El respeto por los animales es lo primero" señala Josep Marco, presidente de "Slow Food València". Para este emprendedor de la recuperación de los hábitos alimenticios saludables, cercanos y sostenibles; la trashumancia servirá para reivindicar nuestras ovejas, en un mercado en el que se están perdiendo los productos de aquí y son sustituidos por otros creados en cadena. "Hay que recuperar esos productos de calidad", explica Marco para después refrendar que "los pastores son una especie en extinción. Desgraciadamente no hay leche de calidad porque no existen bastantes pastos, rebaños y por lo tanto pastores". El proyecto es más ambicioso de lo que parece ya que se enmarca en una recuperación estatal de varias trashumancias con lo que se generará un circuito. "También queremos introducir para nuestros recorridos a la oveja autóctona valenciana, la Guirra", anuncia entusiasmado Marco.

El itinerario de los 200 kilómetros lo realizarán al ritmo de las ovejas, una media de 25 km diarios. Una furgoneta llevará los enseres necesarios para comer durante esos días hasta llegar al albergue, ya en el destino de la sierra de Albarracín, y donde dormirán por fin en una cama. El resto de días descansarán en pajares, parideras y granjas de paso. Los almuerzos, comidas y cenas también irán acordes a las necesidades del ganado.

El guía de esta aventura es el pastor Joaquín Eulogio. Con cuarenta años ya desde muy joven tenía claro que quería ser pastor aunque le inculcaron que se dedicara a otras cosas en su Almenara natal. Hace ocho años que luchó por convertirse en pastor y desde hace tres tiene su propio rebaño y está afincado en Orihuela del Tremedal. "Iremos al ritmo de los animales, hay 350 ovejas preñadas y si avanzamos el paso pueden ponerse de parto, cuando está previsto que den a luz el día uno", razona Eulogio.

"Soy pastor, no ganadero"

La slow trashumancia de Petrés a Orihuela de Tremedal es la primera vez que se realiza. "Vamos a redescubrir las cañadas y demostrar que tenemos unas ovejas con una carne excelente, muy buena", apunta Joaquín Eulogio. Este pastor desconoce lo que es el movimiento slow food pero cuando se lo explicas lo entiende todo y sabe que forma parte del movimiento sin saberlo. "No acabo de entender a la sociedad. Trabajo en lo que quiero, con la tranquilidad que generan los animales. Puedo vivir de esto, siempre y cuando los animales coman lo que hay en la campo y no de una manera industrial. Cuando me preguntan si soy ganadero yo respondo que no. Yo soy pastor".

Dentro de una semana la expedición alcanzará los verdes pastos de Teruel. Será el momento de realizar el balance de la experiencia.