"Soy como Juan Sin Miedo, no me preocupa nada". Con esta declaración de intenciones el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, plantó cara ayer al peor momento de su carrera política. Lo hizo ante las decenas de periodistas en su primera rueda de prensa en siete meses y minutos después de que el partido escenificara en una reunión el cierre de filas en torno a su liderazgo y votara por unanimidad su continuidad. Ante el revés judicial, Camps dijo sentirse fuerte y con ánimo para continuar hasta el punto de que se autoproclamó candidato a la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas, una cita que podría ser mucho antes de mayo de 2011.

"No descarto nada, incluido convocar elecciones anticipadas", manifestó el presidente a preguntas de los periodistas, quien recordó que tiene la potestad para hacerlo. Aunque en la reunión a puerta cerrada con los responsables del partido no mencionó esta posibilidad, la opción de adelantar elecciones era reclamada en privado por algunos dirigentes populares que creen necesario un golpe de efecto. De momento, Camps dio por iniciada la campaña electoral, una hoja de ruta que incluye acelerar los trámites para que el partido lo proponga candidato. Anunció un gran acto el 26 de mayo para celebrar la victoria electoral de 2007 e indicó que, por lo pronto, no contempla remodelar el Consell.

Consciente de lo delicada de su situación política tras la reapertura de la causa de los trajes, Camps quiso ayer dar un giro a su estrategia -basada en evitar dar explicaciones tanto a su partido como a la opinión pública- y convocó con urgencia a la junta directiva regional. La reunión, a la que no asistió ningún miembro de la cúpula directiva de Alicante, sirvió a Camps para tratar de tranquilizar a los suyos. Tanto a puerta cerrada como, después ante la prensa, Camps dijo tener el respaldo de Rajoy y se proclamó "absolutamente inocente". En ausencia de los críticos -tampoco asistió el ex ministro Juan Costa, hermano del ex número dos del PP, que sigue sin carné-no hubo intervenciones discrepantes. Sólo hablaron cinco personas -los alcaldes de Torrevieja e Ibi, Pedro Hernández Mateo y Maite Parra, respectivamente, los diputados Rafael Maluenda y Salvador Cortés y el ex alcalde de Benidorm, Manuel Pérez Fenoll. Todos ellos para incidir en su respaldo al presidente y, en el caso de los alicantinos, para tratar de minimizar unas ausencias que, aunque en algunos casos justificadas, no fueron casuales. De hecho, la dirección del PP que lidera en Alicante Joaquín Ripoll decidió oficialmente no enviar a ningún representante para evidenciar que no comparten la estrategia del presidente. A las ausencias alicantinas se unieron también bajas en el PP de Castelló. De hecho, la sala, donde se celebró la reunión, no llegó a abarrotarse y el aforo estuvo muy por debajo de los más de 170 miembros de la junta directiva.

Tras más de una hora de reunión, Camps compareció ante los periodistas. De pie, aparentemente tranquilo y arropado por los vicepresidentes del Gobierno, los alcaldes de Castelló, Alicante y Valencia, la cúpula directiva del PP, y el ex ministro Federico Trillo, Camps intervino y aceptó preguntas, una actitud novedosa después de meses evitando a los periodistas. Comenzó su intervención agradeciendo el respaldo de Génova, tras el levantamiento del archivo, en un proceso que calificó de "falso" y "de risa". "Nada tengo que esconder ni yo ni mis compañeros porque aquí nadie se ha enriquecido", sentenció, al tiempo que dio detalles sobre su patrimonio y el de su mujer, propietaria al 50% de una farmacia.

Las pruebas exculpatorias

"Los 45 millones de españoles, saben que soy honrado, que tengo lo mismo que tenía cuando llegué a la política y nadie se puede creer que el presidente de una comunidad autónoma pueda venderse por tres trajes". Dijo sentirse con "fuerzas" para seguir al frente de la Generalitat y demostrar que todo es "mentira". Se mostró confiado en que el proceso se archivará antes de llegar a juicio, pidió que se respetara su presunción de inocencia, y desveló que exigirá al TSJ que acepte pruebas y testimonios "exculpatorios". Aunque no lo citó el presidente se refirió a las conversaciones en la cárcel, finalmente anuladas, en las que los cabecillas de la trama desmentían haberle obsequiado con trajes.

Camps negó también la presunta financiación ilegal del PP y las irregularidades en las adjudicaciones de la Generalitat a Orange Market y cargó contra los informes judiciales desvelados hasta hora y que forman parte de la causa que investiga en Madrid el juez Pedreria. De igual modo, desempolvó la teoría de la conspiración del Gobierno para dañar al PP y "derribar un gobierno democrático". Señaló a De la Vega y al juez Garzón.

La Plataforma Anticorrupción recibe a la plana mayor con gritos de dimisión

Camps llegó a la sede del PPCV pasadas las 18.00 horas, arropado por la alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, uno de sus principales apoyos en su aciago día. Por la mañana, Camps logró esquivar a los periodistas que desde primera hora montaban guardia en el Palau. El presidente estuvo en una reunión de trabajo en la Conselleria de Medio Ambiente, un acto que no figuraba en su agenda y del que Presidencia informó posteriormente. En la calle Quart no sólo esperaban a Camps los informadores. Una representación de la Plataforma Anticorrupción, con algunos miembros de Iniciativa pel País Valencià, le esperaban con carteles con el lema "No a la corrupción, Camps dimissió". La protesta movilizó a miembros de la policía nacional, local y autonómica que se apostaron frente a la sede del partido para evitar alterados. Durante el tiempo que se prolongó la reunión, los manifestantes gritaron consignas contra Camps y fueron contestados tímidamente por simpatizantes del PP, fundamentalmente miembros de Nuevas Generaciones. Hubo algún momento de tensión, como el protagonizado por la Abogada de la Generalitat, Isabel Villalonga, que se encaró contra un fotógrafo. "No creo en la independencia de la prensa. Y no quiero que me fotografíen", dijo emulando a Mònica Oltra. A su salida, Barberá también se encaró con una manifestante a quien acusó de insultarla.