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¿Qué pasa cuando nos enfadamos? Ya no necesita cabrearse para saberlo. Un estudio realizado por investigadores de la Universitat de València revela que ante la ira nuestro cuerpo reacciona aumentando la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y crece la producción de testosterona, mientras disminuye la llamada hormona del estrés, el cortisol, y el hemisferio izquierdo del cerebro se activa más.

Esas son las principales conclusiones de la tesina de la psicobióloga valenciana Neus Herrero, que ha analizado los cambios en la respuesta cardiovascular, hormonal y de activación asimétrica del cerebro que genera la ira en los varones

Para ello, Herrero tuvo que enfadar a 30 compañeros suyos de la Facultat de Psicología. Lo cual tuvo mucho mérito pues no lo hizo precisamente a base de collejas o cortes de manga, sino a través de un procedimiento de inducción de ira formado por 50 frases en primera persona que reflejan situaciones cotidianas que provocan enfado.

Esta técnica, que empieza con la frase "Hoy no es mejor ni peor que cualquier otro día" y sigue con otras del tipo "mis padres no me quieren" , según Herrero es realmente efectiva, pues al hacer referencia a situaciones cotidianas "la gente acaba enfadándose de verdad, mucho más que con el pase de imágenes que generan sentimientos de ira, pues puede que éstas no las asociemos a ninguna situación que hayamos vivido"

"Cabrear" a 30 hombres

Antes e inmediatamente después de la inducción de ira, se midió la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, los niveles de testosterona y cortisol, la activación asimétrica del cerebro, así como el estado de ánimo y la experiencia subjetiva de esta emoción. Los resultados revelan que la ira provocó profundos cambios en el estado de ánimo de los hombres -se eligieron varones para medir la testosterona- que se sometieron a este experimento. "Se sintieron enfadados y con un estado de ánimo más negativo, e incluso alguno llegó a decir "que mal rollo que me has dejado"", apunta.

Herrero detectó también, utilizando la técnica de la escucha dicótica, que tras la prueba los hombres oían más por el oído derecho, "lo que indica una mayor activación del hemisferio izquierdo del cerebro, cuya región frontal esta implicada en la experiencia de emociones relacionadas con el acercamiento, como la felicidad". Por contra, en este modelo de dirección motivacional, la parte derecha del cerebro se asocia con emociones que desencadenan la retirada.

Motivación de acercamiento

La felicidad y otras emociones positivas, se encuadran dentro de una motivación de acercamiento, mientras que las negativas, como el miedo o la tristeza, desatan la retirada. Sin embargo, esta investigadora relata que cada emoción "genera unos patrones específicos" que superan la diferenciación entre positivo y negativo. Así, concluye que , cuando nos enfadamos, nuestra respuesta cerebral asimétrica "responde a la motivación de acercamiento al estímulo que nos provoca la ira, no tanto por el hecho de considerarlo negativo, sino para tratar de eliminarlo".