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El retroceso de la superficie de cultivo de cítricos en la Comunitat Valenciana de más de 11.800 hectáreas de regadío durante 2009, avanzado ayer por Levante-EMV, es para los principales sindicatos agrarios, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) y la Unió de Llauradors, un síntoma que confirma su denuncia de que el campo valenciano «va camino de la ruina por la competencia desleal de la naranja y las hortalizas que entran en la Unión Europea de países terceros como Marruecos». Este pronóstico de líder de la Unió, Josep Botella, no difiere en nada del que traza el máximo responsable de AVA, Cristóbal Aguado, quien alerta de que en los próximos «tres o cuatro años vamos a ver un abandono masivo de tierras», principalmente de naranjos.

Botella explica que más allá de las estadísticas «están las sensación que vemos en los agricultores, que están endeudándose y abandonando los cultivos por falta de rentabilidad, ya que las hortalizas y frutas valencianas son insostenibles ante los bajos precios en el campo».

Aguado añade que la «venta a pérdidas en el campo, por la falta de precios justos, está afectando muy gravemente al agricultor valenciano, cuya media de edad es una de las más altas de Europa por no haber relevo generacional». En este sentido, destaca que muchos de estos agricultores son jubilados que no es que ya no ganen nada con sus campos de naranjos, «sino que, encima tienen, que poner dinero de su pensión». El portavoz de AVA asegura que si el año pasado se abandonaron casi 12.000 hectáreas de naranjos de regadío, «este 2010 serán más de 15.000».

Desde la Unió inciden en que este invierno, «mientras se destruían hortalizas en los campos valencianos por los bajos precios, la Unión Europea estaba importándolas de Marruecos». Otro tanto sucede con la naranja, continúa Botella, «Europa consume muchos más cítricos de los que produce, pero se permiten importaciones de países terceros que copan el mercado con sus bajos precios, puesto que no tienen que cumplir las estrictas normas laborales y ambientales de la UE».

Una política europea de «locos»

Esta política agraria europea, que según Botella «es de locos y va en contra del sentido común», es el «drama del pequeño agricultor valenciano, y también del grande, que se pregunta "¿Qué hay que salvar primero, lo nuestro o lo de fuera?"»

Tanto Aguado como Botella exigen las «mismas reglas del juego para todos». «¿Por qué es aquí inmoral la explotación laboral y no en Marruecos?», se pregunta el responsable de la Unió. «¿Por qué la UE no obliga a los países terceros con los que firma acuerdos a cumplir la dura legislación fitosanitaria que exige al agricultor valenciano?», se cuestiona Aguado.

El dirigente de AVA critica que Bruselas «tolere este "dumping social", en el que al producir sin controles fitosanitarios y en condiciones de explotación laboral, se revientan los precios con la complicidad de muchas de las grandes distribuidoras europeas».

«Camps perduts», un peligro ambiental

El abandono de fincas de naranjos por la constante caída de precios — un 21% en 2009 y otro 18% este año— , que ha agudizado la ya endémica falta de relevo generacional, así como por la gran cantidad de campos en manos de constructoras a las que la crisis ha truncado sus planes para edificar, ha hecho proliferar el llamado paisaje del «baldío social». Lo que en valenciano se conoce como «camps perduts», según el presidente de AVA, Cristóbal Aguado, son «un peligro ambiental porque dispara el riesgo de plagas y de incendios». «Son refugio de ratas, conejos y serpientes, y la hierba que crece en ellos, gasolina para el fuego». r. M. valencia