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Primero apareció un gato ahorcado en la puerta de su dueño, y mientras repartían una propaganda para animar a los vecinos a denunciar algún hecho que ayudara a identificar al culpable, se encontraron los restos de un ritual que incluía un gallo degollado y con las patas atadas, velas, puros, tres copas de vino, una nota con el nombre de una persona y un pañuelo con varios nudos. Todo ello, con apenas unos días de diferencia y en un mismo lugar: en la Fuente de San Luis, a la altura de la avenida Doctor Waksman.

Así consta en la denuncia que presentó en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía un grupo de personas en defensa de los animales el pasado sábado. En ambos casos, los testigos alertaron a la policía, que, sin embargo, "el primer día -el del gato ahorcado- ni tan siquiera acudió, y en el segundo nos dijeron que se abriría una investigación, pero no ha venido ni la brigada de limpieza y los restos del ritual siguen en el mismo descampado".

Desde la asociación AnimalRights han exigido que estos hechos "no sean considerados faltos de importancia o prioridad policial" ya que el artículo 337 del Código Penal establece penas de prisión de tres meses a un año "para quienes maltraten con ensañamiento a animales domésticos causándoles la muerte o provocándoles lesiones".

Por ello, además, desde la entidad exigieron que se realice "una exhaustiva investigación hasta dar con los culpables de estas atrocidades".

Y es que los vecinos del barrio de la Fuentes de San Luis aseguran que en esta zona "pasan cosas muy raras. Y nadie habla. No sabemos si es por miedo a que maltraten a sus animales o a ellos mismos. Degüellan un gallo en un descampado y los vecinos de las casas contiguas no oyen nada. Y lo mismo ocurre con el gato. Los autores de estas atrocidades no pueden quedar impunes y los vecinos no pueden seguir callados por más tiempo. ¿Qué educación tenemos? Lo que pasa en este país no pasa en ningún sitio". Por ello, los residentes también piden que aumente la vigilancia policial.