En el momento de enorme incertidumbre que vive el PP valenciano como consecuencia del caso Gürtel mantener determinados interrogantes puede no ser un buen camino. Esta reflexión debe haberse hecho el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, para que ayer diera por zanjado dos de los debates que, además del relativo a su propio futuro político y judicial, seguían en alguna medida abiertos en sus propias filas.

El jefe del Consell ha descartado remodelar su Ejecutivo, así como adelantar las elecciones. Los comicios autonómicos coincidirán con los municipales, por lo que la cita con las urnas será el cuarto domingo del mes de mayo de 2011, es decir el día 22. La fecha fue anunciada oficialmente ayer por el PP valenciano en un acto convocado para hacer balance de los tres años de legislatura. Fue Camps quien hace tres semanas dejó en el aire la posibilidad de disolver las Corts y anticipar los comicios. Lo hizo durante la rueda de prensa posterior a la reunión de la junta directiva que salió en su auxilio el día en que el Tribunal Supremo hizo pública su decisión de reabrir la causa de los trajes. Aunque la dirección nacional del PP rechazaba de plano el escenario de un adelanto electoral en la Comunitat, Camps mantuvo de manera consciente la incógnita, si bien él mismo, en una reunión interna con los barones del PP, se encargó de aclarar que no adoptaría una decisión de esas características. La semana pasada en el acto de balance de legislatura habló ya públicamente del horizonte electoral de 2011. Ayer, con el calendario en la mano, el PPCV afinó y habló oficialmente del 22 de mayo.

Paralelamente, desde Presidencia de la Generalitat se quiso zanjar otro asunto polémico: el relativo a los cambios en el Consell. El anuncio hace una semana del vicepresidente segundo, Gerardo Camps, hablando de una reestructuración administrativa, unido al debate nacional sobre la conveniencia de adelgazar los Ejecutivos autonómicos había avivado el debate sobre la necesidad de abrir una crisis de Gobierno.

Al margen de los criterios puramente económicos, no eran pocas las voces autorizadas dentro del PP y del Gobierno que consideran inaplazable una remodelación en profundidad de su Consell, un golpe de timón para retomar el pulso político y salir de la parálisis generada por el escándalo Gürtel. El presidente aunque ha pedido a los suyos mayor implicación en la gestión no quiere que los consellers se sientan en la cuerda floja. Fuentes de su entorno manifestaban ayer que los sondeos son suficientemente contundentes respecto a la hegemonía popular y la valoración de la gestión que no tendría sentido abrir una crisis de gobierno. Como mucho habría un baile de carteras. Otros dirigentes, sin embargo, creen que Camps está atado de pies y manos y que su debilidad le impide tomar medidas quirúrgicas en un Ejecutivo donde dos de sus vicepresidentes están también salpicados por Gürtel.

Descartados los cambios y el adelanto electoral, Camps sigue fiel a la hoja de ruta que se marcó tras el revés judicial del Supremo. Tratar de intensificar sus actos, dar más explicaciones ante la opinión pública y activar un partido hasta ahora falto de iniciativa. Ayer, los populares de la calle Quart movilizaron a alcaldes y diputados para al calor de los últimos son-deos inyectar ánimos a los suyos y desgranar las primeras propuesta electorales. Las intervenciones -hablaron el secretario de organización del PP, David Serra; el vicesecretario regional, José Ciscar; el coordinador y alcalde de Castelló, Alberto Fabra y el vicepresidente Juan Cotino- estuvieron trufadas de ataques a Zapatero y llamamientos a los cargos para que se mantengan fuertes.

Sin mención expresa a Gürtel

No hubo mención expresa a Gürtel, pero el escándalo que ha movido los cimientos del partido flotaba en el ambiente. Serra animó a los populares a "ir con la cara bien alta porque hemos hechos las cosas bien" y se mostró convencido de que la gente quiere "es que el PSPV no tenga oportunidad de gobernar nunca en la Comunitat". Ciscar mantuvo que el PP "tiene la moral por las nubes, mientras que la del PSPV está por los suelos", mientras Fabra aseguró que al PP le caracteriza que "mira a la cara y dice la verdad". "Lo único que nos quita el sueño son los problemas de los ciudadanos", aseguró.