La crisis, y sobre todo, la necesidad de dar una imagen de mayor austeridad acabará dentro de muy poco con las clases en el Consell respecto al uso y disfrute del coche oficial. A excepción del presidente Francisco Camps que, salvo sorpresa de última hora, mantendrá su flota de vehículos de alta gama -tres Audis- los consellers tendrán que renunciar a los Volvos con los que se han desplazado en los últimos cinco años y empezar a viajar, al igual que el resto de altos cargos de la Generalitat, en vehículos Ford Mondeo.

La renovación del parque móvil de los consellers y vicepresidentes se produce en un momento en que desde diferentes ámbitos -ya sea el Gobierno central, las comunidades autónomas o ayuntamientos- los cargos públicos están haciendo gestos a la ciudadanía para demostrar que también los políticos son capaces de hacer sacrificios. En realidad, la decisión del departamento económico de la Generalitat -de quien depende el parque móvil- de cambiar los Volvo por los Ford Mondeo no se ha improvisado sobre la marcha. Se da la circunstancia de que el contrato de renting con la marca alemana, suscrito en 2005, está a punto de vencer. El Consell ha visto la oportunidad, por tanto, de hacer el cambio y de paso, sumarse aunque sea de manera simbólica a los gestos protagonizados por otros dirigentes populares. El primer golpe de efecto lo dio el presidente de la Xunta, el popular Alberto Núñez Feijóo, quien su primera decisión al asumir su cargo hace más de un año fue desprenderse del polémico coche oficial Audio A-8 que con todo tipo de lujos adquirió su antecesor Emilio Pérez Touriño. Ya entonces, el PSPV pidió a Camps que siguiera el ejemplo del barón gallego -se pasó a Citröen, con fábrica en Vigo- y renovará el parque móvil para pasarse a la marca Ford, con factoría en Almussafes. Recientemente, la presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, anunció una "drástica" reducción de hasta un 30% de los coches oficiales.

La iniciativa del Consell, que posiblemente no suponga un gran ahorro, permite por tanto al presidente Camps no quedarse fuera de la carrera por la austeridad. Eso sí, nada hay previsto sobre sus vehículos. En realidad aunque la flota presidencial está compuesta de tres Audis; uno de ellos, el Audio A8 blindado, es una herencia de su antecesor Eduardo Zaplana. El coche prácticamente no se ha utilizado. Camps usa habitualmente otro, de la misma gama, aunque dispone de un tercer Audi A6.