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"Unos futuros presbíteros formados teológica y pastoralmente únicamente en castellano es imposible que prediquen, catequicen, recen y celebren en valenciano". Esta es la conclusión a la que ha llegado un grupo de sacerdotes valencianos después de analizar la situación de la lengua propia en los centros de formación eclesiástica. El panorama resultante es casi de ausencia total del idioma autóctono.

Por partes. En el seminario diocesano de Moncada no hay línea en valenciano, tampoco se da la lengua propia como asignatura y tampoco se ofrece ninguna materia en versión vernácula, según los datos del Grup de Capellans del Dissabte, colectivo de clérigos de perfil progresista y nacionalista. Eso sí, hay una misa semanal en valenciano.

La situación no es mucho mejor en la Facultad de Teología de Valencia. Tampoco hay línea, aunque al menos sí que se imparte una asignatura en lengua propia (Archivística parroquial). Por lo que se refiere a otros centros de formación de la diócesis, como el Instituto de Ciencias Religiosas, el Centro de Estudios Canónicos, el Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre la Familia o Sedes Sapientiae, sólo existe el castellano como lengua de trabajo: no hay asignaturas en valenciano, ni línea de estudios.

El grupo de sacerdotes que ha realizado el informe sostiene que así, sin formación en valenciano, es imposible que prospere una valencianización de la Iglesia, "Si la lengua vehicular en los centros de formación es el castellano, inexorablemente el valenciano queda condenado a muerte, o en el mejor de los casos, desterrado en la marginación y el uso folclórico", afirman.

El Grup de Capellans del Dissabte pide a los obispos de las diócesis locales que tomen medidas para que en un plazo de tres a cinco años el valenciano sea lengua vehicular en los seminarios, facultades y centros de estudio de teología. "La Iglesia se descalifica teológicamente -asegura- si cree que necesita sólo el castellano para evangelizar".

Los clérigos recuerdan que la Iglesia es "de todas las instituciones significativas, la más refractaria a la valencianización lingüística". Las entidades que se han esforzado por revertir este panorama, lamentan, "han topado constantemente con la apatía generalizado del clero y el boicot de los respectivos obispos".

Esta última referencia, de la que salvan a la diócesis de Segorbe-Castelló, va dirigida especialmente al caso de los textos litúrgicos en lengua propia elaborados por la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), que los ofreció a los prelados, pero cuya tramitación permanece bloqueada desde junio de 2004.

Las consecuencias pastorales, dicen, de "transmitir un mensaje de salvación en lengua extraña son incalculables y perversos". Y la responsabilidad recae "en primer lugar en los obispos, los clérigos y los agentes pastorales", concluyen.