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María José Gil, oficial jefe de la Policía Local de Albuixech, tiene todavía muy presente el momento en que decidió ser policía. Tenía 29 años y se encontraba trabajando en un despacho de la plaza de la Reina de Valencia. "Desde el ventanal vi a una pareja de policías, uno de ellos mujer. Me atrajo esa imagen y esa misma tarde me apunté a la academia".

La edad jugaba en su contra. "Tenía la presión de que en un año tenía que sacarlo o sacarlo", (la edad límite era 30). Y lo logró, en 1999 entraba como interina en la Policía Local de Albuixech. De 60 opositores sólo tres eran mujeres.

Los primeros meses no fueron fáciles. María José reconoce que tenía que aguantar algunos comentarios machistas y piropos, como guapa, por el simple hecho de ser mujer. "Eran otros tiempos, las mujeres no estábamos tan integradas como ahora", recuerda. De hecho, cuando estuvo barajando las plazas disponibles en la provincia, "llegaron a decirme: en este municipio no eches instancia porque no te van a coger, no quieren mujeres".

"Al principio me llamaban 'la chica'", "todos querían conocer a la chica policía, era la novedad", recuerda. Pronto se ganó el respeto de ciudadanos y compañeros. "Me respetan porque me hago de respetar", añadió.

"Me llamaban de la Guardia Civil de Massamagrell para hacer cacheos a detenidas, porque no tenían agentes femeninos".

Al año de entrar en el cuerpo, sus tres compañeros pasaron a segunda actividad y en pocos meses María José se convirtió en jefa del cuerpo policial del municipio. "No entré con ganas de ostentar la jefatura, me la encontré", asegura.

Con la jefatura de policía llegaron nuevas responsabilidades; gente a su cargo, trámites burocráticos, coordinación de la plantilla, ... "Tienes que armarte de valor y ser muy fuerte, que se den cuenta que una mujer puede hacerlo incluso mejor que un hombre". "A veces parece que tienes que demostrar más que un hombre", afirma María José.

Sus directrices son sencillas pero directas. "Disciplina, respeto mutuo -todos los agentes son iguales- y ganas de trabajar para acercarnos al ciudadano".

En una plantilla pequeña como es la de Albuixech (nueve agentes y una oficial) debe de haber "una buena armonía, tienes que tener proximidad con tus agentes, pero siempre con respeto. La jefa soy yo". "El que no respeta a un jefe no va a ser respetuoso con el ciudadano", sostiene María José. "El que no lo ha respetado se ha ido de la plantilla".

"Quiero ser jefa, como mi madre"

Como muchas otras compañeras, María José debe compaginar su trabajo con su vida familiar. En 2003 nació su hija Zaida. "A los cuatro meses de nacer estaba otra vez trabajando". Es más, mientras estuvo en el hospital no dejó el teléfono y siguió atendiendo llamadas hasta casi el momento del parto. "Soy una persona muy responsable, nunca he delegado la jefatura", asevera la oficial.

En 2006, con su hija todavía pequeña, salió la plaza de oficial y María José tuvo que hacer un esfuerzo extra. "Los tres meses del Ivas fueron muy duros. Me levantaba a las siete y volvía a las nueve. Cuando llegaba tenía las funciones de madre", añadió.

"No tienes un momento para nada", reconoce la policía y madre, quien agradece el apoyo de su marido, también policía. "Mi marido lo entiende y nos ayudamos mutuamente". Su hija Zaida, de seis años, lo tiene claro. "Dice que va a ser policía, como su madre, quiere ser jefa". José Vicente Andreu, alcalde de Albuixech se muestra muy orgulloso de contar con una mujer como jefa de su policía. "La mujer está a la misma altura que cualquier hombre y yo encantado de que así sea. Creo que el futuro está en sus manos", reconoce el primer edil.