Como buen investigador observa siempre sus maquetas, diseños y creaciones en general —ya que no hay campo que se le resista—, con la desconfianza del perfeccionista empedernido. Lo reconoce. El alicantino Alberto Santonja nos cuenta que su última pasión es la investigación a través de la escultura o de cómo se es capaz de expresar el goce, el disfrute o la tragedia a través de los movimientos corporales.

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¿Con qué sueña un investigador?

Con buscar soluciones a problemas.

¿En algún campo en concreto?

Como investigador, en cualquier cosa que se me plantee. Encaucé mi carrera por la senda de la investigación sobre el diseño: el juguete, el mueble. En este sentido, estoy un poco agotado y cansado. Por ello, el campo de la Medicina ha supuesto un aliciente más, una nueva motivación. Sin embargo, lo que más me satisface es la investigación sobre aspectos de la escultura.

Fue el creador de la maqueta del primer satélite europeo privado, ¿cómo se imagina el espacio?

Me lo imagino inmenso, desproporcionado. Después de haber leído mucho, opino sinceramente que podemos decir muy poco, porque se conoce muy poco.

¿Cree en los agujeros negros?

Existen, sí.

¿Y en los marcianos hostiles?

Creo que los extraterrestres son una ensoñación humana... pero no descarto que haya vida más allá de la Tierra, aunque quizá nunca lleguemos a saberlo. Sinceramente, sin pretender ser ofensivo, pienso que creer en los extraterrestres es lo mismo que creer en Dios. Creer en seres más evolucionados es la necesidad del hombre de creer en algo superior.

¿En qué está trabajando en este momento? ¿Anda inventando algo nuevo?

Además de en la mejora y perfección de un aparato médico destinado a la investigación de un intestino artificial, el «endowor», un proyecto que comencé hace dos años para el hospital de La Fe, en la escultura.

Cuénteme lo de la escultura.

Tengo a medias la investigación de una torsión sobre cuerpos masculinos y femeninos desnudos. Me apasiona la antropología, la interacción entre los cuerpos humanos y últimamente va todo relacionado con lo mismo. Intento captar los sentimientos a través del movimiento y de los sentidos.

¿Cómo se logra eso?

Con mi poder de observación o capacidad de observar, intento reflejar lo que se siente a través del tacto, por ejemplo, convencido de que nos estamos volviendo muy pacatos al respecto. Para ello me recreo en la belleza de la danza, entre otras artes escénicas. En definitiva, expreso momentos trágicos así como el disfrute de la vida. Todo ello a través de la escultura.

¿Con qué libro pasa ahora sus ratos libres?

«La conjura de los necios», de John Kennedy Toole. Bueno, la verdad es que lo estoy releyendo. Porque la primera vez no me dijo demasiado y sin embargo últimamente me han llegado muchos comentarios positivos sobre el texto. Así que he decidido darle una segunda oportunidad.