?Hace poco más de un año que el destino nos privó de tu presencia física, porque la otra, la que no se ve, la que cala hasta los huesos, brilla y se siente con más fuerza que nunca.

Sabes lo que te echamos de menos, todos los días nos acordamos de tiÉ los anónimos, los señaladosÉ y los de Luna llena, cuando solíamos contactar por teléfono desde Moraira y nos unía esa visión que tanto nos deleitaba.

Qué gran alegría y qué inmensa fortuna haber podido compartir tan buenos momentosÉ siempre a tu lado en las comidas y viajes familiares, en las NavidadesÉ Qué gran placer tu conversación amena, amable y cultaÉ siempre interesado en las inquietudes de los demás y con un tono suave y balsámico más cercano al susurro que trasmitía paz y sosiego a los que te escuchábamos.

Imposible siquiera tratar de imitarte, aspirar incluso a ser una mera copia de tu excepcional forma de serÉ de tu generosidad, hospitalidad, de tus ganas de compartir con los demás, de tu sentido optimista de la vidaÉ Has sido la pieza clave en la unión de toda la familiaÉ siempre contando con todos y para todo.

Se ha convertido "La Fustera" en un verdadero santuario, un lugar muy especial donde cada vez abrazamos a ese olivo generoso, de acogedora sombra y de magníficos frutos que tanta vida le das y a ese mar, en el que nos sumergimos buceando en todos los maravillosos recuerdos que conservamos. Nunca la cala fue más mágica, ni el camino bajo los acantilados más evocador.

La vida es un vuelo en tránsito y nos reconforta saber que algún día volveremos a estar todos juntos de nuevo, allá donde sea y también nos alegra saber que ya disfrutas de la compañía de los que nos han precedido. Como las "Pequeñas Cosas" de Serrat, que nos dejaron un tiempo de rosas y que ni las mató el tiempo ni la ausenciaÉ y que también hacen que lloremos cuando nadie nos ve.

Un millón de gracias. Ha sido un grandísimo honor y privilegio. Mi mayor admiración, cariño y emocionado recuerdo al tío y amigo Pedro, un mito convertido en leyenda.