¿Qué hace un seglar dando clases a futuros sacerdotes?

Me lo ofrecieron. Ésta es una facultad pequeña y no ha sido por una cuestión económica. Doy clases como cualquier otra persona. Sólo soy el primer profesor agregado seglar, pero hay otros profesores y profesoras también seglares.

¿Qué méritos ha demostrado para llegar a ser profesor?

Te presentas a un tribunal con profesores de la casa y de otras universidades c0n la propuesta de la junta de facultad que se eleva a Roma, que es la que decide. Cuentan méritos, doctorados, publicaciones, años de docencia. Es un procedimiento similar a otras universidades. En esta ocasión, somos cinco profesores agregados, todos con formación de doctores y que suponemos un proyecto de continuidad de la Facultad de Teología.

¿Hay crisis de vocación?

Hay crisis en número porque es menor, pero no es una crisis de vocación sacerdotal. Los que vienen, vienen sabiendo a dónde, lo que quieren, con libertad, quizás con más libertad e informados que en otros momentos y se enfrentan a unos estudios universitarios y a un seminario que les forma. Tienen tiempo para pensar.

¿Qué ha cambiado en la diócesis con la llegada de Osoro?

Cada arzobispo tiene su estilo y tiene sus proyectos, que son distintos. Carlos Osoro ha sido recibido con mucha alegría, con mucha ilusión por lo que es capaz de emprender y de afianzar en la diócesis. Pero todavía es pronto para poder ver los cambios.

Las misas ¿deben ser en valenciano, castellano o en latín?

La misa debe ser en el idioma que uno viva. Creo que es bueno que sean en castellano porque es el idioma que quizá esté más abierto a más gente. En valenciano también es importante porque la gente debe rezar en el idioma en el que le enseñaron su madre y su padre. En latín, mientras que sea sólo como una anécdota y sea para no perderlo, tampoco pasa nada.

¿Hay divorcio entre lo que piensa el Papa y la sociedad del siglo XXI?

No, hay un problema más de transmisión. Los papas se rodean de personas muy bien preparadas. Lo importante es que sea prudente y eso viene con la edad, y bien formados. No creo que la edad sea tan importante. Hay que hacer una reivindicación de que los mayores tienen un lugar en la sociedad y también en la Facultad de Teología.

¿Sirven hoy los dogmas de hace veinte siglos?

No se deben tomar medidas que puedan hacer que las personas se sientan alejadas. Los movimientos de la Iglesia existen pero son lentos y hay que pensárselos muy bien. No es un tema prioritario.

¿Se ha equivocado la Iglesia en la forma de afrontar la pederastia de algunos de sus sacerdotes?

Creo que el problema de la pederastia es muy importante pero localizado. El enfoque que le está dando la Iglesia en estos momentos es el acertado. Transparencia y sacar las cosas a la luz como hay que sacarlas. Pero, también, es un tema que hay que tratar con prudencia porque hay sensibilidades con las que no se deben jugar y me refiero a las víctimas, claro.

¿Dónde se tiene que estudiar la religión: en la escuela, la familia, la iglesia?

Se tiene que estudiar en todas partes, porque es una forma de educar en hábitos de reflexión, criterios morales, en la dignidad de las personas. El problema no es el de alejar la religión de las escuelas sino de cómo se hace para hacerlo bien: Como una invitación, como un proyecto, como algo que pueda hacer crecer a las personas.

¿El velo se debería quitar en las escuelas?

Lo importante es aprovechar eso como un instrumento educativo, como una oportunidad para la educación , como educación en la libertad, en la tolerancia. Las imposiciones y las prohibiciones no son buenas consejeras. En casi nada. También merecen ser respetados unos límites. No es lo mismo el pañuelo en la cabeza que tapar el rostro. Tienen connotaciones distintas. El fundamento de cualquier educación tiene que ser la autonomía, la conciencia. Sino, no tendría sentido educar.

¿Qué proyectos tiene la facultad?

Hacerse más presente en la diócesis, en la sociedad valenciana a través de cursos de formación permanente para sacerdotes, con el Instituto de Ciencias Religiosas; recoger la experiencia del Instituto Diocesano, que ya tenemos, para permitir la formación de seglares, la formación superior, y el reto de la adaptación al Espacio Europeo de Bolonia, aunque está por definir.