José Sierra

valencia

Las últimas imágenes ofrecidas por la Agencia Estatal de Meteorología del Índice diferencial de vegetación normalizado, también conocido como NDVI por sus siglas en inglés, ofrecen un panorama inusualmente verde del bosque valenciano que no se repetía desde hace años y que contrasta con el ofrecido hace tan solo un año por estas fechas.

El NDVI es un índice usado para estimar la cantidad, calidad y desarrollo de la vegetación mediante la medición, por medio de sensores instalados en los satélites. La vegetación responde de distinta manera a las diferentes ondas con las que los satélites barren diariamente la tierra. Una vez procesadas estas respuestas, es posible elaborar imágenes en las que es posible ver el vigor de la vegetación y representarlo, como no, en verde.

La observación de estas imágenes y su evolución permite conocer fielmente el estado del bosque e incluso anticipar y condicionar la adopción de determinadas medidas de gestión. El Ministerio de Medio Ambiente lo ha incluido este año entre la información que remite a las distintas comunidades autónomas para planificar la campaña contra incendios y decidir sobre las alertas más adecuadas a la situación.

La lluvia, protagonista

Lluvia, nutrientes y temperatura son los tres factores que influyen en el desarrollo de una planta, aunque detrás del gran crecimiento experimentado por la biomasa forestal este año se encuentra obviamente la generosa lluvia acumulada desde el inicio de 2010. Entre marzo y mayo se ha recogido una media de 163 litros por metro cuadrado, lo que supone un 27% más de la precipitación normal. Además, llueve sobre mojado. Una primavera húmeda ha sustituido a un invierno que fue también inusualmente lluvioso y que vino cargado de nieve.

En las estaciones meteorológicas de los Serranos "se ha detectado el comienzo de año -5 primeros meses- más lluvioso desde que se recogen datos", según José Ángel Núñez Mora, jefe del Servicio de Climatología en la delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología.

En la estación de Chelva, con datos desde 1969, el registro de 2010 (391 l/m2) supera al de 2003, que hasta ahora era el máximo con 314, en Aras de los Olmos, los 415.7 l/m2 de 2010, superan también ampliamente el registro de los cinco primeros meses de 2003, cuando se midieron 341.7 l/m2.

Además y pese a que ha habido hasta 16 episodios de tormentas en los que se producido una cierta torrencialidad, en general las precipitaciones se han ido acumulando en forma de nieve y de lluvia moderada que han facilitado su aprovechamiento por la vegetación y su infiltración en el terreno.

Ventajas y algún inconveniente

En la conselleria de Medio Ambiente no llevan un registro específico que evalué el crecimiento anual de la masa forestal, aunque recuerdan que la influencia de la lluvia en el incremento de la vegetación es "indudable".

Sin embargo, existe un servicio de Plagas -en realidad gestiona todo lo relacionado con la sanidad forestal- que vela permanentemente por el "buen estado" de los bosques valencianos.

Eduardo Pérez, jefe del Servicio de Plagas de la Conselleria de Medio Ambiente explica que la lluvia ha aumentado el vigor del arbolado, "por lo que se defiende mejor frente a las plagas".

Un buen ejemplo lo constituyen los perforadores de los pinos. " Son agentes oportunistas que se aprovechan de la debilidad de las plantas cuya incidencia disminuye claramente en situaciones como la actual", explica el experto.

Cuando el pino esta bien nutrido y vigoroso se defiende secretando resina que impide la entrada de los perforadores. En este sentido, en la conselleria están convencidos de que en los próximos recuentos disminuirá el número de pies afectados y muertos por los perforadores.

Respecto al muérdago, una plaga que está arrasando algunas zonas forestales en el macizo de Penyagolosa, la nueva situación planteada por las lluvias tras unos años de sequía puede describirse como de "empate" técnico.

"En la coyuntura actual, los pinos afectados por muérdago, pueden suministrar a estas plantas parásitas el agua y los nutrientes que le reclaman, por lo que no se producirá mortandad del arbolado por esta causa durante este verano. Sin embargo, al aumentar el crecimiento de las matas de muérdago, la lluvia motivará indirectamente que se produzca una mayor mortandad del arbolado cuando vuelvan las condiciones de sequía", explicaron en la conselleria

La lluvia provoca también un mayor crecimiento de las hojas y acículas del arbolado. Así, las encinas afectadas por la plaga de la "lagarta peluda" en el interior norte de Castelló, recuperarán las hojas con mayor facilidad, aunque se reproduzca el episodio de plaga del año 2009.

En el resto de la Comunitat Valenciana, los pinos afectados por procesionaria durante el invierno volverán a tener una densidad foliar que hará que no se noten los efectos que produjeron las procesionarias. Sin embargo, la lluvia trae también algunos inconvenientes, según el servicio de Plagas: la alta humedad y las suaves temperaturas favorecen la aparición de hongos foliares, por lo que este año ya se han detectado daños debidos al "soflamado" que provoca la muerte de las acículas y hace que los pinos carrasco parezcan secos.

Por último, el elevado nivel alcanzado por los embalses ha inundado zonas que hacía muchos años que no tenían agua y en las que habían crecido de forma espontánea árboles que nunca antes han tenido sus raíces inundadas y que probablemente mueran antes de que baje el nivel de las aguas.

Riesgo de incendios

Sobre el presunto incremento del riesgo de incendios provocado por el crecimiento del sotobosque no existe una opinión unánime. Es cierto que a mayor presencia de biomasa las dimensiones del incendio son mayores, pero también que los bosques valencianos se caracterizan por mantener constantemente una abundante cubierta vegetal de matorral bajo la copa de los árboles incluso en condiciones de sequía acusada.

La única diferencia entre un año seco y otro húmedo es, además de que este sotobosque crece más, como los pinos, pero también se encuentra más húmedo, lo que facilita que no se produzcan fácilmente los incendios. Otra cosa bien distinta son las áreas donde existe un pastizal superficial que se agosta con facilidad y que actúa como la pólvora propagando las llamas.

Los expertos si coinciden en una cosa, por encima del estado de la vegetación, los factores determinantes para que el verano acabe sin grandes daños para el bosque valenciano son la concienciación ciudadana-evitando imprudencias que pueden acabar en incendio- y controlar preventivamente las horas posteriores a una tormenta. Los rayos siguen siendo un enemigo temible, incluso en un año húmedo como el actual.