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Casado y con cuatro hijos, Enrique Ortiz Selfa nació hace medio siglo en un pueblecito de Huesca, porque una nevada impidió a su madre, que estaba de parto, llegar a Alicante. Se crió en el populoso barrio de Benalúa. Desde muy joven trabajó en una modesta empresa, creada por su padre en los años 30 del pasado siglo. A la muerte de su padre asumió la dirección de la empresa, llamada Enrique Ortiz e Hijos, y amplió su actividad a la obra pública. Era un perfecto desconocido cuando se presentó, en los 80, a una contrata municipal en tiempos del alcalde José Luis Lassaletta. Obtuvo la adjudicación y desde entonces su nombre y actividad fueron creciendo como la espuma hasta convertirse en uno de los empresarios de referencia.

La pequeña mercantil familiar, hoy rebautizada como Grupo Cívica, se ha convertido en un imperio empresarial que abarca las obras de construcción públicas y privadas, la gestión del suelo, la actividad inmobiliaria y la gestión de servicios públicos. Su trabajo, centrado inicialmente en Alicante y provincia, se ha ido extendiendo como mancha de aceite, hasta alcanzar y desbordar los límites de la Comunitat Valenciana. Alicante, no obstante, sigue siendo su centro de operaciones y donde ha obtenido sus mayores y más importantes adjudicaciones. Así, Cívica, integrada en Inusa, se ocupa de la recogida de basuras, atiende la limpieza de colegios y edificios municipales, explota varios aparcamientos subterráneos y repara la mayorías de calzadas y aceras.

El polémico Plan Rabassa

Su proyecto estrella es el plan Rabassa, que con sus 13.500 viviendas y sus más de cuatro millones de metros es el más importante en la historia de la ciudad, así como otros tres de gran relevancia como son el Pau 1(a espaldas de San Blas), el Pau 3 (entre Vistahermosa y la Albufereta), y el APA 9 (entre Vistahermosa y Juan XXIII).

En 1999, el entonces alcalde Luis Díaz Alperi, le convenció para comprar al Hércules y salvar al equipo alicantino de su desesperada situación. Ortiz, que siempre había dicho que ni le gustaba ni le interesaba el fútbol, se convirtió en el mayor accionista del Hércules, al adquirir el 95% de las acciones e incluso llegó a ostentar el cargo de presidente durante unos meses. El proceso de adquisición del Hércules lo llevó a cabo a través de una nueva mercantil, Aligestión, la actual propietaria del estadio Rico Pérez.

El plan Rabassa y especialmente la ubicación en sus terrenos de Ikea centra una parte importante de su actividad en los últimos meses. El empresario alicantino ha conseguido que la implantación de la multinacional del mueble en Alicante, uno de los acontecimientos comerciales más relevantes de la ciudad, se lleve a cabo en sus terrenos, tras la decidida apuesta de Ikea por Rabassa, tal como se ha demostrado al seguir optando a esta zona pese a la paralización judicial de este plan urbanístico.

Se da la circunstancia de que los preocupantes acontecimientos de ayer para el empresario se producen apenas unos días después de dos hechos que le han llenado de júbilo: El ascenso del Hércules a Primera División y la decisión del Tribunal Superior de Justicia, de levantar la suspensión cautelar de la ejecución del plan Rabasa, y que supone el desbloqueo definitivo de la actuación urbanística que más le apasiona actualmente.