Corría el año 1992 y el misionero valenciano Antonio Godino Córcoles llegó a Cuba. Durante mucho tiempo, se hizo famoso entre los feligreses por recorrer en bicicleta las ciudades y desplazarse en autoestop para llegar a las zonas rurales más recónditas de Las Tunas y Holguín, las provincias en las que realizaba su labor pastoral. Todo, porque no tenía coche propio. Este misionero valenciano ejercía como vicario episcopal de Las Tunas y era párroco de la iglesia de San Jerónimo, en esta misma localidad. Entre los muros de aquel templo conoció a José Luis García Paneque, por entonces un médico con trabajo. Godino organizó algunas comunidades neocatecumenales en la parroquia y la familia de Paneque se integró en una de ellas. El médico pronto vio cómo, gracias al sacerdote valenciano "que siempre hablaba de la paella y del corderito lechal" de su tierra, nacía en él "un interés por adquirir conocimientos". Hasta aquí, la parte bonita de la historia.

En 1996, García Paneque pierde su trabajo de médico y se enrola en el periodismo alternativo que combate el oficialismo cubano y lucha por derrocar al régimen castrista. En 2003 es encarcelado. "Y entonces -cuenta Paneque- el padre Antonio asumió el lugar que yo ocupaba en mi casa y se puso al frente de mi familia para protegerla y ayudarla en todo lo que podía".

"Él no se metió con mi labor de opositor. Simplemente, se puso a disposición de mi familia mientras yo estaba en la cárcel", recuerda. No sólo se preocupaba por las necesidades económicas y por la salud de la esposa de José Luis y sus cuatro hijos (de 12, 7, 5 y 3 años). Antonio Godino también hacía frente al acoso constante que merodeaba la casa del disidente encarcelado. "De vez en cuando, había manifestaciones enfrente de mi casa. Actos de repudio que impulsaban los piquetes de presión organizados por la Seguridad del Estado. Lanzaban objetos contra la casa. Gritaban obscenidades contra mi mujer -una de las Damas de Blanco cubanas- y le pedía que se marchasen del país".

Y en esas ocasiones, el padre Antonio siempre estaba ahí. "Una vez se puso delante de mi mujer para protegerla del impacto de los objetos que lanzaban los piquetes: piedras, palos, latasÉ Puso en peligro su integridad física para defender a mi familia", concluye el cubano liberado y enviado a España tras 7 años de prisión.

Exilio de la familia por seguridad

El sacerdote Antonio Godino permaneció en Cuba hasta el año 2006, cuando se le agotó el permiso de residencia en la isla. Godino se despidió por teléfono de Paneque, encarcelado. "Al año siguiente, una vez se había ido el protector de mi familia, no tuvimos otro remedio que elegir el exilio de mi familia a Dallas, en Estados Unidos. Porque estaban en peligro". Eso ocurrió en 2007. Y todavía siguen allí.

Ahora, al llegar al centro de refugiados de Cullera con sus padres, su hermana, su cuñado y una sobrina, Paneque recuerda con gratitud a aquel misionero valenciano que ahora tiene 50 años y que, según las últimas informaciones de García Paneque, en la actualidad está destinado en Guatemala. Allí, tal vez, Antonio Godino ya ha conseguido un coche y se ha esfumado su leyenda del misionero de la bici y el autoestop. Sin embargo, lo que siempre permanecerá imborrable, al menos para la familia García Paneque, es su papel de páter. De páter de familia accidental.