A las últimas noches valencianas solo les falta el tocado rebosante de plátanos y frutas exóticas de Carmen Miranda para pasar a la posteridad meteorológica como auténticas veladas tropicales. En la última semana (del 23 al 29 de julio) la temperatura mínima en la ciudad de Valencia no ha bajado de los 23º, tres grados por encima de lo que se requiere para que una noche se gane el atributo de tropical.

Este calor, tan propio del mes de julio, es nefasto cuando lo único que se persigue es descansar y disfrutar de un sueño reparador para encarar el día siguiente con energía, vitalidad y ánimo. Las elevadas temperaturas de las noches tropicales del mes de julio han disparado las consultas médicas por insomnio ya que, al menos, un 25% de la población admite que se pasa la mitad de la noche en blanco, dando vueltas sobre la cama y girando la almohada para reposar sobre un tejido fresco.

El doctor Escribá, especialista en trastornos de sueño del hospital Casa de la Salud informó que la temperatura ideal para conciliar el sueño se sitúa entre los 18 y los 22 grados, "muy alejada de las calurosas noches en las que la temperatura se encuentra entre los 25 y 27º, lo que hace que nos despertemos más y que la calidad del sueño sea peor".

El experto refirió que a medida que aumenta la temperatura en el ambiente, la duración de los ciclos del sueño se acorta.

Consecuencias de no dormir

Escribá expresó que la falta de descanso acarrea serias consecuencias a medio y largo plazo en el organismo, tales como cambios de humor, problemas de memoria, alteraciones afectivas y de conducta, nerviosismo, aumento de la sensibilidad al dolor e incluso puede afectar al sistema inmunitario.

Los episodios recurrentes de insomnio en verano pueden provocar irritabilidad, pérdida de reflejos, ansiedad, fatiga y cansancio continuado.

La dificultad para conciliar el sueño afecta más a mujeres que a hombres, sobre todo a las se encuentran en la franja de edad de 40 a 50 años, "aunque cada vez hay más jóvenes que acuden las consultas con problemas de sueño alterado", declaró Escribá.

Para combatir la desesperación que agita al insomne hay que regular los hábitos alimenticios y estar muy alerta con las siestas intempestivas y demasiado largas.

La secreción de melatonina

El sueño está directamente relacionado con la secreción de una hormona denominada melatonina que aumenta durante la noche. "Al haber más horas de luz, la melatonina que producimos disminuye, lo que dificulta conciliar el sueño y aumenta el insomnio".

El especialista ha dado algunas recomendaciones para que las temperaturas de las noches tropicales no afecten en demasía el necesario descanso nocturno.

En primer lugar, Escribá aconseja mantener un ritmo de vida regular, acostarse y levantarse a la misma hora, disfrutar del sol y de la luz solar a primeras horas del día para que el ciclo se regule adecuadamente; realizar ejercicio físico no violento en las horas de menos calor y no irse nunca a la cama después de una gran cena.

El especialista aconseja tomar mucho líquido para conseguir un descenso de la temperatura corporal, comer de forma ligera, no realizar siestas de más de 30 minutos. Y si al acostarse por la noche, no puede dormir en 15 ó 20 minutos, "lo mejor es abandonar la cama para volver a acostarse cuando aparezcan síntomas de somnolencia", agregó Escribá.